De esa forma ha intentando RokiaTraoré (Belidougou, Malí, 1974) definir su propia música. Vemos que es una
definición más por exclusión que por afirmación, y a la que habría que añadir
que la propia Traoré reniega de la etiqueta de músicas del mundo, lo que no le
impide reconocer que es una etiqueta que tiene su utilidad para que el público
pueda situar su música en un cajón reconocible, un cajón que, por otra parte,
acoge a músicas tan diversas que es inevitable pensar que se trata de una
auténtico cajón de sastre en el que dar cabida a todo aquello que no tiene una
ubicación clara.
Sea como fuere, la música de
Rokia Traoré está muy determinada por la convivencia entre los ritmos y los instrumentos
tradiciones de Malí, y la convivencia con estilos musicales occidentales. Una
influencia esta última que fue calando en Traoré de la mano de los destinos
diplomáticos de su padre en los Estados Unidos, Europa y también Oriente Medio.
Traoré en alguna ocasión se ha
declarado seguidora de los Dire Straits, pero también del rockabilly, y en
Bruselas llegará a formar parte de una banda de rap. Con todo ese bagaje
decidió regresar a su país de origen y desde allí desarrollar su propio estilo
musical que le ha dado el pasaporte para estar presente en los principales
escenarios internacionales.
En la tribu bamana o bambara, a
cuya nobleza pertenece la familia de Rokia Traoré, existe la costumbre de no
tocar música en público salvo en bodas y algunas otras celebraciones
importantes, mientras que el resto del tiempo el cultivo musical debe de
permanecer de puertas para adentro. Traoré rompió con esa tradición al llevar
la música de su país a todo el mundo.
Y no solo eso, sino que además ha
conseguido llevar a cabo una fusión entre el laúd y el xilófono tradicionales
africanos, con las guitarras acústicas y los acompañamientos más propios de las
bandas occidentales hasta conformar un sonido muy contemporáneo, enormemente
original y capaz de trasladar al globo la riqueza de matices de la música
africana.
Traoré considera que no es una
buena idea hablar de música maliense, sudafricana o etiope, al abogar por una
etiqueta más amplia, más globalizadora, de música africana. “La música depende
de la persona que la hace, y yo soy africana, pero de una generación con una
nueva forma de percibir nuestro continente y nuestra música”.
Una mezcla muy original que quedó
puesta muy de manifiesto cuando fue invitada a tomar parte en un espectáculo
pensado para conmemorar el 250 aniversario del nacimiento de Mozart, al que
convirtió en un griot, es decir, en un músico profesional africano trasladado
en el tiempo hasta el siglo XIII, al momento en el que el imperio que gobernada
Soundiata Keita estaba en su momento de esplendor.
El último trabajo discográfico
que ha sacado a la venta es Beautiful Africa, un disco que vino a coincidir en
el tiempo con la ofensiva que los radicales islámicos lanzaron en Malí. Al
respecto del título del disco, la propia Traoré ha dicho que “nunca llamaría
así a un disco si Malí no hubiera esta en esa situación, pero necesitaba
escribir, salir de alguna forma del espíritu que me envolvía en ese momento”.
No tenía idea de ella, pero me gusta, es original, es diferente y parece muy personal. Saludos, Alfredo.
ResponderEliminarExcelente. Diferente, original, y altamente disfrutable.
ResponderEliminarMe llevo su nombre.
besos
PACO: Por aquí, en general, no tenemos mucha costumbre de prestar oídos a la música africana, a pesar de la gran creatividad de la que puede presumir ese continente.
ResponderEliminarUn abrazo!
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CASS: Como le decía a Paco, África está llena de músicas que merece la pena que nos detengamos a prestarles atención. Las sorpresas son muchas y muy buenas.
Un beso!