“Estudié pedagogía primero en
Cambridge, pero no es que yo me fuera a estudiar allí, me fui de pareja
de un becario y tuve esa posibilidad de estudiar. Al volver, durante la
Unidad Popular, como aún no me había titulado, aproveché de terminar el proceso
en la Universidad Católica cuando Allende
sacó una ley para todos los profesores que no se habían titulado y
daban clases. Pero justo nació mi hijo y lo tuve que postergar nuevamente. Hice
clases en la enseñanza básica y me encantaba, pero de repente me desvié y justo
ahí empecé a practicar fotografía, digo practicar porque nunca estudié forma.”
“Sí, aunque desde antes siempre
me fascinó, y no tuve cámara hasta grande, en Inglaterra me compré una cámara,
lo que era un lujo en esos tiempos, pero en el fondo, yo siempre había querido
estudiar arte y la fotografía se convertía en un campo que me atraía mucho,
además practicaba sola. La pedagogía calzó con el fin de la Unidad Popular:
pertenecía a un sindicato, todo empezaba a estar como en contra y justo hubo un
gran problema con el centro de apoderados de uno de estos colegios, y me vino
estupendo: dedicarme a mi guagua, desarrollar la fotografía, y así es como
terminó mi cuento con la pedagogía.”
“Naturalmente hay una biografía,
una situación muy fuerte que rompe con el origen. Para mí fue clave la salida
de Chile joven, porque me fui a los 18 años. Hay una formación que yo elegí
donde me encuentro con temas que no podía abordar aquí como era la política. Me
tocó vivir un tiempo muy importante donde uno podía opinar, descubrir otras
cosas, no quería volver, me iba a ir a Cuba. Aunque después analicé la
situación y pensé que también podía hacer un trabajo acá, consciente, en mi
propio país y no volverme a escapar. De ahí a la vuelta y al golpe hay un
solo paso.”
“Puedes encontrar alguna emoción
que motivó el trabajo, pero es un proceso que está tan imbricado en un tema
personal, que finalmente veo todos los trabajos como parte mía, me cuesta
separarme, explicarlos o incluso terminarlos, quedas con unos duelos eternos y
además son cosas que nadie te pide que las hagas, no hay nada exterior que te
impulse.”
“Creo que la fotografía es un
trabajo muy solitario donde es posible abordar ciertas obsesiones, darles un
cauce, por ejemplo, el trabajo de La manzana de Adán: previamente había
estado ocupada con el tema de la prostitución, incluso me habían pedido ser
madrina, a esos niveles ya de amistad, algo muy bonito, y lamentablemente no
pude mostrarlo. Entonces fue terrible, quedé en blanco, al mismo tiempo había
conocido a dos travestis que les encantaba fotografiarse, y no tenían problema
en exponerse, y así iniciamos ese ensayo.”
“Siempre he trabajado en 35
milímetros, con una Nikon, y tengo otra cámara de medio formato, que es con la
que he hecho algunos trabajos, algo más de retrato, por ejemplo los boxeadores.
Con lo digital me ha costado entrar, prefiero lo análogo, es distinto, el tema
del grano, el blanco y negro, el trabajo de laboratorio. Voy a los lugares, no
trabajo en estudio.”
“Conocía los clásicos: Cartier Bresson, Quintana, Sergio Larraín. Mucho después empecé a conocer mujeres
fotógrafas, y quedé impactada con Diane
Arbus, Mary Ellen Mark,
luego vas buscando una mirada más personal y finalmente indagas en qué mujeres
habían hecho fotografía y te encuentras con mujeres muy anteriores, las
inglesas; por ejemplo Julia Margaret
Cameron.”
“De Nan Goldin me encanta su trabajo, también Diane Arbus, Mary Ellen Mark, Graciela Iturbide, las mexicanas y las
argentinas, pero uno pasa por etapas. A veces no me importa el tipo de trabajo
que hagan, me interesan ellas como artistas, como personas. Y a Diane Arbus, la
respeto muchísimo, pero el hecho de comparar es inaceptable, creo que
básicamente es ignorancia.”
“Fíjate, en mi caso, a los 18
años lo único que quería era tener una cámara, y después todo este cuento de
las vueltas, de las guaguas, de que te separas, y de que hay que trabajar, hay
tanto problema. Creo que ahí las mujeres hemos tenido que solucionar el tema de
la crianza, el tema económico, y claro, cuando llegas a vieja te encuentras con
una lucidez impactante, y hay que ganar tiempo perdido.”
“Soy feminista, pero no
militante, tengo una mirada más independiente. Todas mis amistades son
feministas y reconozco que he participado siempre en la lucha, en las demandas,
y estoy por todas las causas feministas, aunque creo que el movimiento como tal
está muy dividido, hay muchas rencillas y duele ver eso. No es falta de
compromiso o flojera el no ser más activa en el movimiento, tal vez hay algo
que una no termina de resolver en una misma.”
Fragmentos de la entrevista
concedida por Paz Erráruriz a Paulina González y que se pude leer completa eneste enlace.
Más información: Web oficial de Paz Erráruriz, Centro Guerrero, Portal de arte, Nuestro, Artistas Plásticos Chilenos.
Una mirada muy personal la de Paz, a través del objetivo. Rostros serenos, pero con dosis de melancolía, sin nada de dulcificación: la realidad misma.
ResponderEliminarBuena semana, Alfredo.
Me ha encantado mucho esta fotógrafa. Tiene una buena mirada social y muy perspicaz, no exenta de dulzura.
ResponderEliminarMuchas gracias por traerla, ha merecido la pena conocerla.
Un abrazo.
Le costó, pero encontró ese canal por donde fluye la creatividad y por tanto la vida. Una mirada que interesa y una palabra que cuenta y explica y nos acerca.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
PAZ: Una mirada real a una realidad poblada de seres olvidados o a los que miramos sin terminar de ver.
ResponderEliminarUn saludo!!
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BALAMGO: Es cierto que la mirada de Paz establece una comunión con el retratado, una persona a la que comprende y a la que deja que comunique su propia existencia.
Un abrazo!!
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CASS: Cuánto de bueno en tu visita. Fotografías que cuentan sin decir nada y diciéndolo todo.
Un beso!!