Alpes suizos (1979) |
Intimidad,
humor, sensibilidad, concepto, paisaje, son algunas de las palabras que
podríamos utilizar para intentar explicar algo de la obra del fotógrafo
italiano Luigi Ghirri (1943-1992), que vivió la mayor parte de su vida en la
provincia italiana de Reggio Emilia y que solo a partir de los inicios de este
siglo XXI, ha empezado a conocerse su obra fuera de su Italia natal y todavía
falta esa gran retrospectiva internacional que ponga el foco definitivo sobre
su obra.
Bari (1982) |
Ghirri,
conocido también por sus facetas de escritor, profesor y comisario de
exposiciones, empezó en 1970 a introducirse en el mundo de la fotografía
tomando a través de su objetivo instantáneas de la arquitectura y el paisaje
italianos, unos modelos que nunca dejarán de estar presente en sus fotografías.
Parma (1985) |
Unas
imágenes que toman como referencia el mundo que le rodea, lo que tiene más
cerca y en las que, al mismo tiempo, reflexiona sobre el papel que juegan las
imágenes en el mundo actual, y que muchas veces tiene como referencia un poema
o un recuerdo. Cuando la nave espacial Apolo empezó a enviar a la tierra las
primeras imágenes de nuestro planeta desde el espacio, eso impactó mucho a
Ghirri, especialmente por esa impresión de poder contener en una imagen todo
nuestro mundo o, al menos, una gran parte del mismo.
París (1976) |
Un
mundo visto desde lejos y al que dan sentido las vidas de todos los seres
humanos y sus paisajes, sus ciudades, ese otro mundo más pequeño apenas
perceptible desde alturas espaciales y en el que nos movemos todos los días.
Eso será lo que interese a Ghirri introduciendo muy pocas veces la presencia
humana en sus fotografías, y cuando lo hace nos produce una extraña sensación
de ruptura de escala, de que no deberían de estar ahí esas personas.
Plaza Badaore (1989) |
Paisajes
urbanos de esquinas o calles anónimas de Roma o de cualquier otra ciudad,
paisajes naturales en ocasiones recreados en una reproducción a escala que
luego fotografía obteniendo una imagen tan real como el paisaje que le sirve de
inspiración, reduciendo un paisaje de grandes dimensiones al tamaño de una
postal en una suerte de jibarización del paisaje.
Roncocesi (1992) |
En
los primeros años de su carrera, Ghirri entró en contacto con el grupo de
artistas conceptuales que trabajaban en Módena, y eso terminó por impregnar una
parte de su obra combinado con una aproximación diríamos antropológica de los
lugares más próximos a su devenir vital.
Marina de Rávena (1972-1985) |
Christy
Lange escribió en la revista Frieze: “En muchas de las imágenes de Ghirri no se
nos muestra lo sublime por sí mismo, pero sí se nos sugiere su existencia,
justo fuera de nuestra vista, al final del camino o más allá del horizonte, en
algún lugar más allá del encuadre de la fotografía”.
Se distancia el encuadre, nos hace partícipes para que lo rellenemos con nuestra imaginación, sugiere de lejos y la inclusión de personas resulta algo fortuito e irelevante, es cierto.
ResponderEliminarNo es mal lugar para inspirarse Reggio Emilia. Me seduce Parma desde dentro afuera, esos sombreros vacios, y Roncocesi, fuga al horizonte neblinoso.
Desde luego, cada fotógrafo tiene su mundo y sus formas de expresarlo.
Besitos muchos.
Me ha gustado mucho conocer a este autor, trato de introducirme un poco más en el mundo de la fotografía, pues es un tema que me gusta mucho.
ResponderEliminarUn abrazo.
NATALIA: Comparto contigo el gusto por esa foto de los sombreros, enormemente evocadora y sugerente. Ghirri creo yo, tiene una mirada capaz de encontrar ese algo más que hay en las calles y paisajes que nos rodean.
ResponderEliminarBuen finde!!
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BALAMGO: Una forma de mirar muy original la de este autor. El mundo de la fotografía, como muchos otros, es un espacio en el que es posible descubrir muchas cosas. Ánimo con ello.
Un abrazo!!