Por una curiosa analogía los antiguos romanos asimilaban a Mercurio como la figura a protectora tanto por los comerciantes como por los ladrones, una situación que en estos tiempos que corren a los ciudadanos no deja de parecernos un reflejo irónicamente cruel de la realidad de un crisis globalizada para una inmensa mayoría provocada por una inmensa minoría.
Viene
esto a cuento (o no) de la obra del italiano Gianluigi Colin (Pordenone,
Italia, 1956), y su serie Mitografías en la que recurre a las figuras de
Mercurio, Venus, Marte y Saturno para retratar a través del mito nuestra
realidad más inmediata en una suerte de discurso que va un poco más allá de esa
realidad, casi en terrenos de lo que podríamos llamar postrealidad.
Y es
que para Colin el mito sigue siendo válido para entender lo que nos rodea, o
sería mejor decir, que el mito es inmortal y ahí sigue, adoptando una forma
contemporánea, conviviendo con nosotros a pesar de que no seamos capaces de
verlo a simple vista, agobiados como estamos por una realidad fragmentada,
difusa, rota, pretendidamente uniforme y clara, donde la comunicación llega
cargada de un ruido insoportable.
Si
la figura de Mercurio le sirve para hablar de esa deidad absolutamente poderosa
como es el dinero (poderoso caballero es don dinero que escribiera uno de
nuestros grandes clásicos del Siglo de Oro), la de Saturno le conduce hacia los
terrenos de la barbarie, la guerra, las atrocidades de las que el siglo XX sabe
mucho y de las que el XXI está aprendiendo demasiado.
Un
mundo en el que sigue habiendo Venus, sigue vivo el prototipo de mujer florero
a la que a través del cine o la publicidad se le bombardea con el mensaje de la
eterna juventud y la belleza a cualquier precio. Y como no, Marte y la guerra y
todas sus fatales consecuencias.
Esa
suerte de recorrido arqueológico contemporáneo, utilizando elementos perfectamente
asimilados en nuestro cotidiano devenir vital, es el que hace Colin a partir de
una reelaboración de elementos tomados a partir de páginas de periódicos o
revistas que arruga con sus propias manos en una especie de desahogo; luego
toma fotos de esas páginas arrugadas y la imagen luego la imprime en papel de
periódico que, a su vez, pega sobre un soporte realizado también a base de
papel de periódico, y termina escribiendo o pintando sobre ello.
Es,
en fin, una investigación artística alrededor del lenguaje y de la comunicación,
para dar forma a unas obras de fuerte compromiso ético creando una suerte de
puente entre el presente y la memoria, la suya pero también la de cada uno de
nosotros capaces como somos de identificar símbolos, imágenes, escenas que dan
un nuevo sentido, un significado o un valor nuevo a esa realidad de partida.
Más información: IVAM, La Vanguardia, Artecreha,
Más información: IVAM, La Vanguardia, Artecreha,
Mitos clásicos, eternos, mitos romanos que perviven en esta secuencia de papeles rasgados, cada mito su papel como de noticia pasajera en un periódico, cualquiera.
ResponderEliminarBesito vuelta a lo montañoso. Alfredo
Por eso son mitos porque son inmortales y sirven para cualquier época y momento. Efectivamente, ahí están ahora asomándose, con otro nombre, en las páginas de los periódicos y revistas. Cambian las formas, los nombres, pero todo sigue igual, seguimos rindiendo culto a las mismas cosas.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Las imágenes que has elegido ilustran muy bien su proceso creativo, he disfrutado del viaje, gracias.
ResponderEliminarAbrazo, Alfredo.