Composition, 1958. |
Este mismo mes de junio tuvo
lugar el fallecimiento del pintor francés Georges Mathieu (Boulogne-sur-Mer,
Francia, 1921), lo que dejaba al mundo del arte huérfano del padre de la
abstracción lírica, además de ser uno de los precursores del happening y de la
pintura de acción.
Dahut, 1964. |
Mathieu llega a la pintura
después de haber estudiado filosofía y literatura, e iniciar un camino
autodidacta que le llevará a pasar de unos inicios vinculados con el realismo a
través de retratos y paisajes, a un estilo de pintura en el que prima el
sentimiento, la inspiración del momento, la espontaneidad, en definitiva, una
pintura liberada de reglas, cánones o cualquier otro elemento represor.
Oil Riggs and Helicopter, 1962. |
Jacques de Mailly au siege d'Asclon.
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En 1947 empieza a definir su
pintura como una “no figuración física”, definición que terminó derivando en
abstracción lírica de mayor éxito entre la crítica y que Mathieu colaboró a
difundir como una reacción si se quiere violenta contra la abstracción
geométrica nacida al otro lado del Atlántico. Una confrontación que le llevo
incluso a reivindicarse como inventor de la técnica del dripping, es decir, el
goteo de la pintura sobre el lienzo, técnica muy definitoria del estilo de
Jackson Pollock, pintor que pasa por el ser el auténtico padre de la criatura.
Mathieu ha sido alguna vez
comparado con Dalí no en cuanto al tipo de obras generadas por uno y otro, sino
por el sentido del espectáculo que caracterizó al francés y que recuerda en
buena medida el que tenía el genio de Cadaqués. El caso es que Mathieu organizó
en multitud de ocasiones auténticos espectáculos públicos para dos mil personas
para pintar en directo cuadros de grandes dimensiones en el menor tiempo
posible, en una suerte de acciones en las que el acompañamiento musical y la
coreografía generada en torno a la obra, termina originando una suerte de obra
de arte total con una parte efímera en contraste con la materialidad del cuadro
final.
Tenebres deserts. |
Obras a las que gusta de titular
con nombres de sucesos históricos reales, como nombres de batallas, lo que ha
hecho que alguna vez se le haya definido como “pintor de batallas”, tomando en
cuenta los títulos de los cuadros pero también la impresión de que los lienzos
se convierten en auténticos campos de batalla entre el artista y sus propia
inspiración, su propio momento creativo, e incluso la interacción con el
ambiente. En los años 50 fueron muy populares los shows televisivos en los que
se retransmitían en directo las acciones pictóricas de Mathieu.
Tanysiptere. |
En sus continuos viajes terminará
por entrar en contacto con la caligrafía oriental, un elemento que dejará una
huella muy visible en los lienzos del francés, generando unas obras de gran
lirismo, de líneas sutiles trazadas sobre grandes superficies monocromas.
Incluso mezclando los elementos se acuñó la expresión de “coreografía
caligráfica”.
Más información:
Alfredo, muy interesante, abstracción potente pero muy sutil, enseguida me ha recordado a Fernando Zóbel
ResponderEliminarBesitoo lunero, que tengas buena semana, amigo.
no siendo entendido en expresión plástica, solo puedo decir que esos trabajos tienen cierto efecto que me parece destacable
ResponderEliminarsaludos
Espectáculo en acción!
ResponderEliminarSaludos,
un beso!
NATALIA: Es un pintor con una obra de esas que llega, que abre caminos y se desarrolla más allá.
ResponderEliminarAbrazos!!
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OMAR: No hace falta saber de arte para disfrutarlo desde un punto de vista visual y sensorial.
Un abrazo!!
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CALAMANDA: Expresión pura del gesto de pintar.
Un beso!