Cinco años después de su estreno
llegó a España la serie de televisión danesa Forbrydelsen, más vale tarde que
nunca, y eso después de habernos traído la versión americana titulada The Killing, a la que ya he dedicado un artículo en este mismo espacio.
En ese artículo comentaba lo
mucho que me había gustado la versión americana, y ahora tengo que decir que el
original danés es infinitamente mejor, y en eso tengo que dar la razón a los
amigos que me habían dicho exactamente eso después de saber los buenos ratos
que había pasado con The Killing.
La base de Forbrydelsen es el
asesinato de la adolescente Nana Birk Larsen, suceso que va a investigar una
detective, Sarah Lund, a la que da vida Sofie Grabol de una forma majestuosa.
Una policía que yo diría que tiene un punto misántropo que la hace a la vez
atractiva y difícil, con un continuo poso triste en la mirada de la mujer que
mira más allá, que sabe cosas que los que la rodean no son capaces ni de
imaginar.
Un personaje acompañado de manera
igualmente excelsa por un plantel de actores capaces de transmitir con sus
miradas, con sus gestos todos los sentimientos que les bullen por dentro y que
solo en muy raras ocasiones, dejan escapar de forma descontrolada. Precisamente
ese tono comedido, a veces con muy poco diálogo, esa contención da una mayor
fuerza dramática a una historia de la que nadie sale indemne, todo el mundo
sufre y después de la cual ya nada podrá ser lo mismo.
Ni la familia Larsen, ni la de
Sarah Lund, ni la de su compañero Jan Meyer, ni los protagonistas de la trama
política, muy bien encajada en la trama de la serie, podrán salir del trance
sin que las huellas se dejen sentir, todos deberán de pagar el precio de la
pérdida, de la implicación personal, de una sucesión de acontecimientos que no
sabremos si son casuales o no hasta el final de la temporada.
Una serie en la que en la mayor
parte del tiempo hay poca luz, con los personajes deambulando por pasadizos,
sótanos, los bajos fondos no solo de la ciudad, sino los morales, casi siempre
de noche o bajo un cielo permanentemente encapotado en el que la luz únicamente
en el tramo final de la temporada se abrirá paso, eso sí, de forma tímida.
Porque el mensaje que deja la
serie no deja de parecerme pesimista en un paisaje en el que la honestidad
parece llamada a caer bajo la depredación inmisericorde del mal, de una trama
de intereses que se cruzan, en la que remar contracorriente no deja siquiera un
beneficio emocional.
Forbrydelsen depara veinte
episodios llenos de buenos-malos momentos (lo de malos lo digo en el sentido de cómo se le queda a uno el cuerpo) capaces de atrapar el espectador
hasta lograr su implicación hasta niveles que personalmente no había sentido
con ninguna otra serie televisiva desde Twin Peaks o más recientemente con The Wire.
me resultó una entrada interesante,
ResponderEliminarsaludos
Actualmente estoy viendo la segunda temporada de la europea. No puedo comparar con la estadounidense, después de ver un par de capítulos dejé de verla. No me aportaba nada nuevo a la primera temporada de la danesa: los actores, el ambiente... todo mucho mejor en la original.
ResponderEliminarOMAR: Espero que haya sido tan interesante como la propia serie, aunque eso sea demasiado pedir por mi parte :)
ResponderEliminarUn abrazo!!
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SOÑADORA: Hace apenas unos minutos que he terminado de ver la segunda temporada, por lo que pronto tendré listo un artículo al respecto, pero ya adelanto que no me parece que esté a la misma altura dramática que la primera.
Eso no impide que piense que es una serie fantástica y que la segunda temporada no sea notable. En todo caso, bastante mejor que la versión norteamericana.
Gracias por la visita y el comentario.
Un saludo!!