Autorretrato |
Recientemente, Capitán Swing ha publicado en España las memorias del pintor expresionista Georg Grosz, que llevan por título Un sí menor y un no mayor. Un pintor cuya obra no se entiende sin su paso por las trincheras de la Primera Guerra Mundial, de la que salió con un fuerte sentimiento antibelicista luego reflejado en su obra al lado de su crítica social y política. Aquí reproduzco algunos fragmentos dedicados a su experiencia en el frente de batalla.
¿Qué os voy a contar de la Primera Guerra Mundial, en la que
tomé parte como soldado de infantería? ¿De una guerra que desde un principio me
disgustó y de la que siempre me sentí ajeno? Es verdad que era apolítico, pero
en cierto modo me habían educado en un espíritu humanista. La guerra
significaba para mí el horror, la mutilación y la destrucción. ¿No había muchas
personas inteligentes e ilustres que en aquel momento pensaban de forma
parecida?
Es verdad que al principio hubo algo así como el entusiasmo
de las masas. Imposible negarlo, pues fue una realidad. Pero aquella borrachera
pasó pronto, y lo que quedó fue un gran vacío. Las flores sujetas al casco y al
fusil se marchitaron muy pronto, la guerra se convirtió en todo lo contrario
que pretendía conjurar el entusiasmo inicial: se convirtió en suciedad y
piojos, embrutecimiento, enfermedad e invalidez. Es cierto que algunos
idealistas demostraron heroísmo -la entrega total a la patria-, pero eran
virtudes de doble faz y, al final, ambas caras se compensaban.
La ciudad |
Leyenda de invierno |
No me gusta hablar del tema. Odiaba el hecho de no ser más
que un número, y lo hubiese odiado aunque hubiese sido un número importante. Me
gritaron tanto, que hasta encontré el valor necesario para defenderme también a
gritos. Me opuse a la estupidez infame y a la brutalidad, pero siempre estuve
en minoría. Fue realmente una lucha a muerte, y por mi parte no significaba más
que una elemental defensa personal. Yo no defendía ni ideales ni fe alguna; me
defendía a mí mismo.
En 1916 me licenciaron del servicio militar. No fue
exactamente eso: dijeron que era una especie de permiso, y que al cabo de
algunos meses me volverían a llamar. El Berlín al que retorné era una ciudad
fría y gris. Los cafés cantantes y las tabernas funcionaban a todo tren,
produciendo un contraste sobrecogedor con los oscuros y tenebrosos barrios de
viviendas donde escaseaba la calefacción. Los mismos soldados que cantaban,
bailaban y se agarraban borrachos de los brazos de las prostitutas, aparecían
en otro lugar malhumorados, con paquetes colgándoles por todas partes y sucios
todavía de la trinchera, atravesando las calles y marchando de una estación a
otra. ¡Cuánta razón tiene Swedenborg, pensaba yo, cuando dice que en la Tierra
se unen el Cielo y el Infierno! Aunque no creía en Dios, me resultaba difícil
imaginar un mundo sin Cielo y sin Infierno.
Dibujaba hombres borrachos, hombres que vomitan, hombres que
con el puño cerrado maldicen a la luna, asesinos de mujeres que juegan a las
cartas en torno a una caja donde yace el cuerpo de la asesinada. Dibujaba
bebedores de vino y cerveza, bebedores de aguardiente y a un hombre de mirada
temerosa lavándose la sangre que llevaba pegada a las manos.
Dibujé soldados sin nariz, mutilados de guerra con brazos de
acero que extendían unas manos como pinzas de cangrejo, dibujé dos sanitarios
que envuelven en una manta a un soldado de infantería que se ha vuelto loco; a
un inválido al que le falta un brazo, pero que con la mano sana saluda a una
señora cubierta de medallas que le deja sobre el embozo de la sábana una
galleta que acaba de sacar del bolso. Un coronel que con la bragueta abierta
abraza a una gruesa enfermera. Un auxiliar del hospital de sangre que arroja a
un agujero un cubo lleno de restos humanos. Un esqueleto vestido de recluta,
sometido a examen médico con la intención de declararlo útil para ir a la
guerra.
Siempre me gustó la nueva figuración alemana, y la obra de Grosz es la expresión más pesimista y destructiva de la guerra que tanto le marcó. Saludos.
ResponderEliminarYo también encuentro muy estimulantes a estos artistas marcados por unas condiciones vitales muy complicadas y en un momento histórico más que agitado.
ResponderEliminarUn abrazo!!