Antes de empezar a escribir este artículo sobre este espectáculo, voy a reconocer que no me encuentro entre la legión de fans de este grupo de teatro asturiano, al que vengo siguiendo desde hace una década, y que el otro día me acerqué con enormes precauciones a este Tartufo, en lo que es una nueva aproximación de este grupo después de que en 2000 montaran Molière ensaya escuela de mujeres, un montaje que me pareció cualquier cosa menos interesante.
En esta ocasión, el grupo trabaja el texto del autor francés pero desde la perspectiva de la versión cinematográfica del director expresionista alemán, F.W. Murnau y que firmó en 1926. Aunque visto lo visto, lo que se nos mostró fue el esquema de la película puro y duro, ya que en ésta una ama de llaves o asistenta, consigue que su empleador, un hombre mayor, le deje a su nombre su herencia en detrimento de un sobrino que consigue, con alguna artimaña, entrar en casa y proyectarle la película Tartufo y decubrir el pastel de la asistenta.
Y eso fue lo que puso en escena Margen, ni más ni menos, con la idea que podía resultar original de combinar la proyección de fragmentos de la película con la actuación teatral, de tal forma que el cine aportaba sus imágenes, y el teatro las voces. Hay que recordar que la película de Murnau es muda.
A partir de ahí un montaje enormemente lastrado por la falta de ritmo, lo que consigue que la obra avance de una forma mecánica, sin emoción, todo contado de la misma manera, a la misma velocidad lenta, a lo que hay que unir unos trabajos actorales de bajo perfil, en la que no se encuentra una implicación emocional auténtica por parte del elenco actoral. Si a eso unimos que el texto original no es una de las obras maestras de Molière, como el propio director del espectáculo ha reconocido en alguna de sus apariciones en prensa, pues tenemos un montaje que no termina de despegar que transita por el tedio, al pairo sin viento que haga volar sus velas y lleve la nave a buen puerto.
A un grupo que lleva en activo desde 1977, algo que hay que considerar un auténtico milagro en el más que precario ambiente teatral asturiano, hay que pedirle mucho más.
Siendo así, ni me molesto. El tedio me lo alimento sola con la tele...jaja
ResponderEliminarTu crónica siempre interesante, siempre aporta
Un abrazo con el sonido de fondo de Lunasa (que se van conmigo.)
Como digo yo ya iba con reticencias y salí confirmado en ellas. Vendrán tiempos mejores.
ResponderEliminarSaludos!!
Siempre opina quien no aporta nada más que sus comentarios. Por favor critica cuando tú hagas algo interesante. ¿vale? A mí siempre me gustan los espectáculos de Margen, por algo siguen llevando público a los teatros.
ResponderEliminarSupongo que aunque te ampares en el anonimato, no serás un enemigo de la libertad de expresión ¿verdad?
ResponderEliminarYo respeto a la gente a la que le gusta Margen, por supuesto, pero yo no soy uno de ellos ¡qué le vamos a hacer!
Gracias por tu comentario.