Estamos ante una de las mejores películas bélicas de la historia del cine y, probablemente, la mejor del subgénero de submarinos. En ella se nos cuenta, tomando como base la novela autobiográfica homónima firmada por Lothar- Günther Buchheim, las peripecias de la tripulación del submarino alemán U-96 en el transcurso de una misión iniciada en el otoño de 1941.
Una historia en la que en ningún momento reparamos en pensar si la tripulación del submarino son alemanes (eso nos queda absolutamente claro) o de cualquier otra nacionalidad, convertido eso en una mera anécdota superada ampliamente por la peripecia que se ven obligados a padecer y que los convierte únicamente en hombres que buscan de cualquier forma posible volver a la base y seguir con vida otro viaje más.
La película es totalmente claustrofóbica ya que son muy pocas las imágenes que se nos muestran del exterior del submarino, y las que vemos son exactamente aquellas que estaríamos viendo si fuéramos uno más de la tripulación, que lo somos, ya que el director nos implanta como si fuéramos uno más ya que consigue que suframos con ellos, que permanezcamos atentos al sonido de las hélices de ese destructor que busca hundirlos definitivamente en las difíciles aguas atlánticas, o ese avión que nos ametralla y nos obliga a una inmersión de emergencia.
El más que buen asesoramiento que se buscó el director, dota a la película de un realismo nunca alcanzado por una película de submarinos, unas naves en las que el espacio es mínimo, en el que la comida va colgada en cualquier sitio, y en el que los oficiales tienen que levantarse de la mesa para dejar libre el pasillo. Todos los hombres conviviendo en un espacio mínimo, sin ninguna comodidad y en medio de un aire viciado y una atmósfera que se vuelve casi irrespirable mientras están esperando en el fondo del mar que la balanza caiga de su lado o de la contraria.
Una película de larga duración, unas dos horas y media que se incrementan a más de tres en la versión del director, para contar una historia de unos cazadores que se ven obligados a recurrir a todo su ingenio y ganas de vivir para intentar conseguir el regreso a la base francesa para pasar una Navidad en paz. Ningún momento de tranquilidad se vivirá en una singladura en la que tendrán que enfrentarse al duro Atlántico, a los días de búsqueda infructuosa de los cargueros enemigos, a los destructores, la aviación y la propia resistencia psicológica de la tripulación y la física de la nave.
Una película coral de un tono profundamente antibélico, en la que el auténtico protagonista es el horror de la guerra despojada de cualquier halo de romanticismo y de ideología, lo que sin duda favorece, y mucho, que nos sintamos plenamente identificados con la peripecia vital de unos marinos siempre al borde de una angustia que compartimos plenamente con ellos.
Excelente post de "Das Boot".Siempre este tipo de películas las he encontrado fascinantes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias. Es una película fantástica y la ambientación dentro de un submarino da mucho juego y el director lo sabe jugar muy bien.
ResponderEliminarAbrazos!!
Te gusta el cine con pasión.
ResponderEliminarY yo en este sentido no conozco absolutamente nada. Así que es todo un lujo ir conociendo películas a través de alguien que conoce el cine tan bien.
Un beso!
Definitivamente, me gusta el cine, un arte fundamental para entender el siglo XX y para vislumbrar el XXI.
ResponderEliminarAsí que ánimo y a ver cine que es un ejercicio de lo más sano.
Abrazos!!
A mi está peli me encantó, incluso la he visto con subtítulos en varios idiomas, jejeje.
ResponderEliminarResulta muy creíble, y tienes razón, constituye una buena ayuda para comprender el siglo pasado.
Yo la había visto hace unos años, y el nuevo visionado me ha permitido refrescar las sensaciones para volver a descubrir una gran película.
ResponderEliminarUn abrazo!!