Bubamara
La playa de Poniente es el lugar en el que se desarrollaron los conciertos de la semana grande de fiestas de Gijón, y allí pude asistir al concierto más increíble de todos los que he tenido la oportunidad de ver. Y es que desde la antigua Yugoslavia vino el mismísimo Goran Bregovic con su Banda de Bodas y Funerales, compuesta esta vez por siete instrumentistas de viento metal serbios, dos cantantes búlgaras, un cantante y percusionista cuyo nombre no entendí, y el bosnio de Sarajevo, Goran Bregovic, a la guitarra.
A la hora de inicio del concierto no éramos muchos los que estábamos allí sabiendo lo que íbamos a escuchar, pero según fueron pasando las canciones, el público se congregó a centenares atraído sin duda por el magnetismo de una música que podríamos calificar de telúrica, una música en la que se resumen siglos de historia fundidos en un crisol que recorre de punta a punta los Balcanes hasta llegar a los ritmos del rock contemporáneo.
Ritmo desenfrenado, impetuoso, casi como si de una carga de caballería se tratara, fue lo que ofreció Goran desde los primeros acordes hasta el final, salvando una parte al inicio de la segunda hora de concierto, en la que los temas lentos prevalecieron para mostrar todo el poder de evocación que tienen las voces búlgaras, pasando por aquella canción que cantara Iggy Pop en la banda sonora de Arizona Dreams titulada In the death car. Los pelos de punta dejaron las mujeres búlgaras en Aven Ivenda, un tema de una enorme belleza basada en la sencillez, en la que la voz es la protagonista absoluta. Sensacional Ausencia aunque es imposible no acordarse de la voz de Cesaria Evora.
Ese fue el único momento de respiro que concedió al público en un directo fabuloso, cargado de electricidad que incluso tuvo el poder de ahuyentar a una lluvia que amenazaba con hacerse presente. Los cuerpos ya se habían contagiado de un ritmo imposible de ignorar, en el que los sonidos parecían llegar desde muy lejos cargados con toda la magia de oriente.
A la hora de inicio del concierto no éramos muchos los que estábamos allí sabiendo lo que íbamos a escuchar, pero según fueron pasando las canciones, el público se congregó a centenares atraído sin duda por el magnetismo de una música que podríamos calificar de telúrica, una música en la que se resumen siglos de historia fundidos en un crisol que recorre de punta a punta los Balcanes hasta llegar a los ritmos del rock contemporáneo.
Ritmo desenfrenado, impetuoso, casi como si de una carga de caballería se tratara, fue lo que ofreció Goran desde los primeros acordes hasta el final, salvando una parte al inicio de la segunda hora de concierto, en la que los temas lentos prevalecieron para mostrar todo el poder de evocación que tienen las voces búlgaras, pasando por aquella canción que cantara Iggy Pop en la banda sonora de Arizona Dreams titulada In the death car. Los pelos de punta dejaron las mujeres búlgaras en Aven Ivenda, un tema de una enorme belleza basada en la sencillez, en la que la voz es la protagonista absoluta. Sensacional Ausencia aunque es imposible no acordarse de la voz de Cesaria Evora.
Ese fue el único momento de respiro que concedió al público en un directo fabuloso, cargado de electricidad que incluso tuvo el poder de ahuyentar a una lluvia que amenazaba con hacerse presente. Los cuerpos ya se habían contagiado de un ritmo imposible de ignorar, en el que los sonidos parecían llegar desde muy lejos cargados con toda la magia de oriente.
Ederlezi
Conocida es la atracción que siente Goran por la música de los gitanos balcánicos, eso unido a las composiciones y letras tradicionales, con complejas polifonías y todo ello batido y agitado con un punto de rock, para generar un resultado absolutamente original, personal.
Todo el esplendor y la tragedia que definen a los Balcanes tomó cuerpo de música, con un adelanto de su último disco, que algún crítico ha definido como ópera naif, y que lleva por título Karmen with a happy end. La música de Bregovic, si se escucha con detenimiento, contiene alegría de vivir, ternura, pero también dolor, incluso los temas que se tocan en los funerales tienen ese aire de despedida y también de optimismo ante la vida que continúa. La pequeña demostración que hizo sobre los temas que se tocan en los funerales de los pobres y de los ricos creó un momento muy divertido.
Alegría de vivir, ganas de pasarlo bien incluso cuando el momento no es el mejor, optimismo, y necesidad de compartir eso con quien se tiene más cerca son sensaciones que uno tiene cuando escucha esta música.
Acaba el concierto y la gente no abandona, aplaude, silba, grita pidiendo más, y Goran lo da. Otra media hora de concierto con un tema que según dijo le gusta cantar cuando bebe como es Artillería, una canción que tiene que ver con la Primera Guerra Mundial, y que cantó acompañado por un vaso de licor ambarino que uno diría que era whisky.
Lo mejor lo dejó para el final, cierre de absoluto lujo, ya con el público totalmente entregado, y gritando, como había pedido el maestro de ceremonias, la expresión “Al ataque” después de un toque de trompeta que recordaba a los de la caballería de las películas del oeste, para dar paso a los acordes del archifamoso Kalasnjikov, un tema dedicado con ironía a la gentes que en su país adora las armas.
Esa ya fue la catarsis colectiva final de un concierto de los que no se olvidan. La música y la vida se dieron la mano en una noche acunada por el sonido del mar.
Todo el esplendor y la tragedia que definen a los Balcanes tomó cuerpo de música, con un adelanto de su último disco, que algún crítico ha definido como ópera naif, y que lleva por título Karmen with a happy end. La música de Bregovic, si se escucha con detenimiento, contiene alegría de vivir, ternura, pero también dolor, incluso los temas que se tocan en los funerales tienen ese aire de despedida y también de optimismo ante la vida que continúa. La pequeña demostración que hizo sobre los temas que se tocan en los funerales de los pobres y de los ricos creó un momento muy divertido.
Alegría de vivir, ganas de pasarlo bien incluso cuando el momento no es el mejor, optimismo, y necesidad de compartir eso con quien se tiene más cerca son sensaciones que uno tiene cuando escucha esta música.
Acaba el concierto y la gente no abandona, aplaude, silba, grita pidiendo más, y Goran lo da. Otra media hora de concierto con un tema que según dijo le gusta cantar cuando bebe como es Artillería, una canción que tiene que ver con la Primera Guerra Mundial, y que cantó acompañado por un vaso de licor ambarino que uno diría que era whisky.
Lo mejor lo dejó para el final, cierre de absoluto lujo, ya con el público totalmente entregado, y gritando, como había pedido el maestro de ceremonias, la expresión “Al ataque” después de un toque de trompeta que recordaba a los de la caballería de las películas del oeste, para dar paso a los acordes del archifamoso Kalasnjikov, un tema dedicado con ironía a la gentes que en su país adora las armas.
Esa ya fue la catarsis colectiva final de un concierto de los que no se olvidan. La música y la vida se dieron la mano en una noche acunada por el sonido del mar.
Kalasnjikov. Montreal
Realmente te envidio.
ResponderEliminarAcá en Chile creo ha venido una sola vez, y solo a la capital.
Me he imaginado todo con tu relato.
Una maravilla.
saludos bregovianos
El concierto fue mucho más de lo que acerté a escribir. Impresionante.
ResponderEliminarUntza!!
Volví de Berlin y en cuanto he podido, ya ves qué horario tan loco llevo, pues me he plantado en tu blog y la verdad me ha encantado ver tus vídeos y conocer a este extraordinario artista yugoslavo (bosnio ahora con la división política en tres estados) Goran Bregovic.
ResponderEliminarSaludos y hasta pronto!!
Espero que las vacaciones te hayan sentado bien, y me alegro de que te haya gustado Bregovic, un músico que está en mi galería particular de imprescindibles.
ResponderEliminarUn saludo!
Guauu!! que música...y qué nombress!! je! Me gustó la música y el primer video... !! Del segundo me impresionaron las imágenes...y la música me re gustó!!... y Te me has ido a ver todos los espectáculos ..que buenooo!! y que lindoo!! jeje!! Bregovih........mmmm.... me parece que voy a buscar algo de su música...je...Asturiano con vos..estoy aumentenado el número de mis compacs! jajaja!! pero me encanta la músicaa de todo tipo!!
ResponderEliminarBesosss!! :)
Concierto absolutamente electrizante de un músico al que llevaba años esperando para ver en directo, y creo que por esto también lo disfruté más. Ahora estoy escuchando su último disco Karmen with a happy end y estoy sin palabras.
ResponderEliminarAbrazos porteña!!
Hola: Acavo de conocer a este Sr. Goran. Lo ha traido a mi vida, el joven con el que ahora paso mi vida. Y este musico, es una de las mejores cosas que me ha compratido (Ycon ellos Emir Kusturica). Goran presento un par de conciertos en Mexico, de los cuales asisti a uno, Fue maravilloso compartir la emosion que me causa con el chico del que hable desde un principio.
ResponderEliminarMe gusto mucho tu blog, te estare hechando un vistaso cada que pueda. Ciao.
INZUL: Gracias por la visita y el comentario, y siempre que te decidas a pasar por aquí serás bienvenida. La experiencia de ver al Bregovic en directo es inolvidable, y yo en cuanto tuve la oportunidad allá que me fui porque sabía que me lo iba a pasar como nunca. Jamás había saltado y gritado tanto en un concierto.
ResponderEliminarUn saludo desde esta otra orilla.