lunes, 7 de mayo de 2007

Gilda (Charles Vidor, 1946)


- Un bastón así resulta muy útil.
- Es un amigo fiel y obediente. Guarda silencio cuando quiero que esté callado y habla cuando quiero que hable.
- ¿Es esa su idea de la amistad?
- Esa es mi idea de la amistad.
- Muy alegre su vida.
- Llevo la vida que me gusta.
- Es un hombre de suerte.
- Yo hago mi propia suerte.
- ¿Qué está haciendo en un barrio como este?
- Vine para salvarle la vida.
- No exagere. No me habría matado si le hubiese entregado el dinero.
- Pero usted no pensaba entregárselo.
- No, sospecho que no.
- ¿De dónde lo sacó?
- ¿El qué?
- El dinero que iba a costarle la vida.
- Jugando.
- Bueno, le dejo (saca una pitillera)
- Hombre, gracias (le coge un cigarrillo)
- No faltaba más.
- Algún día haré lo mismo por usted.
- Salvarme la vida.
- Darle un cigarrillo.

Johnny Farrel (Glenn Ford) y Ballin Mundson (George Macready)

- Tengo que saber una cosa. Que no hay una mujer en su vida.
- No hay mujeres en mi vida.
- El juego y las mujeres no van bien.
- Eso es lo que yo digo siempre. ¿Qué? ¿Cambiamos de conversación?
- Así es que la ha habido.
- Oiga señor Mundson. Yo nací anoche cuando le encontré en ese callejón. No tengo pasado, sólo futuro, así quiero que sea.

Johnny Farrel y Ballin Mundson

B.- ¿Qué te pasa?
F.- Que estoy confuso.
B.- ¿Confuso? ¿Por qué?
F.- Porque hace unas semanas también brindamos por nosotros tres.
G.- ¿Quién era el tercero entonces? ¿Debo sentir celos?
B.- No, mi amor, era un amigo mío.
G.- ¿Amigo o amiga?
B.- Una pregunta muy interesante ¿Tú qué dirías Johnny?
F.- Una amiga.
B.- ¿Por qué esa conclusión?
F.- Porque parece una cosa y ante nuestros propios ojos se convierte en otra.
B.- ¿No tienes mucha fe en la estabilidad de las mujeres, verdad?
F.- Ninguna.
B.- Sabe dios quién sería la mujer que le volvió tan escéptico, ¿eh, Gilda?
G.- Sí. Odiémosla ¿La odiamos, Ballin?
B.- Sí. ¿La odiamos, Johnny?
F.- Sí, de acuerdo. Por eso sí que brindo.

Ballin, Farrel, Gilda (Rita Hayworth)

- Con tanta gente se siente uno solo, ¿verdad?
- ¿Cómo lo sabe?
- Usted fuma demasiado. Lo he visto. Las personas frustradas fuman demasiado y la causa de la frustración es la soledad.

Tío Pío y Gilda

- Tengo que darte una noticia. No solamente te compró, está enamorado de ti.
- ¿Y eso te extraña tanto?
- Y tú no harás nada…
- Yo también te voy a dar una noticia. Pienso hacer lo que me parezca cuando me parezca. Una vez fui fiel a un hombre y mira lo que pasó. Entonces me dije a mí misma…
- No estoy hablando de nosotros, estoy hablando de él.
- ¿Ah, sí? ¿No me digas?
- Escucha con atención. Tu harás lo que de de la gana, pero yo me ocuparé de que él no lo sepa. Desde este momento irás donde te parezca y con quien te parezca, pero yo te llevaré, te iré a buscar y te traeré otra vez a casa ¿entendido? Exactamente igual que si fuera a buscar su ropa sucia.

Farrel y Gilda

- Según las estadísticas hay más mujeres en el mundo que otra cosa, excepto insectos.

Farrel

- ¡Vístete! Te vas de aquí.
- ¿Nos vamos Johnny? ¿Los dos?
- Los dos no. Tú.
- ¿Tú me odias, verdad?
- No tienes idea hasta qué punto.
- El odio es una emoción muy intensa ¿No lo has notado? Muy intensa. Yo también te odio, de tal modo que… que creo que voy a morir. ¡Cariño! (se besan) Creo que voy a morir. Te odio.

Farrel y Gilda

- Vamos.
- ¿A dónde Johnny? No volveremos a esa casa.
- ¿Qué clase de hombre crees que soy?
- La clase de hombre que eres no lo sabe nadie más que yo. Ni siquiera tú.

Farrel y Gilda

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