Dos temporadas y una docena de capítulos en total, además de una
tercera ya confirmada, hace de esta serie una de las grandes aportaciones de la
BBC al mundo televisivo, centrada en la ciudad de Birmingham en los finales de
los años diez y primeros veinte del siglo pasado, de la mano de uno de esos
personajes canallas que se terminan quedando en la memoria, Tommy Shelby.
Líder una familia convertida en un auténtico sindicato del crimen,
que en la primera temporada lucha con denuedo por hacerse un hueco en las
calles de su ciudad, a la vuelta de las trincheras de la Primera Guerra
Mundial, y que en la segunda busca la oportunidad para expandirse, al modo de
una empresa cualquiera de éxito, y poner sus tentáculos en la ciudad de
Londres.
Una ciudad en la que la atmósfera es distinta, con judíos e italianos disputándose el control de
los clubs, de las apuestas, del alcohol y de todo aquello que de ganancias
rápidas, con conexiones con policías corruptos, y con la alargada y sombría
sombra del IRA, en lo que supone una de las aportaciones más interesantes de la
serie en esta segunda campaña, y que justifica la presencia del archienemigo de
los Shelby, el agente de la Corona, Chester Campbell, un hombre de
comportamiento aparentemente intachable, pero que en su interior alberga algo
más que sombras, y que nos deja algunos de los momentos más desasosegantes de
la serie.
Una segunda temporada que da comienzo con la explicación del final
de la primera, un disparo en una estación de tren, una rubia que camina entre
la niebla, y un hombre tirado en el suelo sufriendo dolor. A continuación, dos
mujeres caminan por una calle, dejan un paquete en la puerta del Garrison, y
una explosión sacude el barrio. Luego un funeral. Con esos tres mimbres ya
tenemos el lanzamiento de una temporada trepidante, repleta de acción y mucho
rock y heavy metal para subrayar la violencia, la agresividad permanente de un
mundo cuyas costuras están empezando a saltar por los aires, mientras una nueva
época intenta abrirse paso.
Tommy Shelby las ve de todos los colores en esta temporada,
empeñado como está en asegurar la supervivencia de su familia, incluso a riesgo
de la suya propia, obligado a moverse en terrenos resbaladizos, fuera de su
ambiente natural y la violencia será insuficiente para salir con los menos
arañazos posibles de conspiraciones que tienen como protagonista al propio
ministro de la Guerra, Winston Churchill. Situación que a buen seguro tendrá
nueva presencia en la ya anunciada tercera temporada, al lado de un más que interesante
duelo femenino abierto en el capítulo final.
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