martes, 30 de diciembre de 2014

Graham Sutherland (1903-1980): Neorromanticismo surrealista


Devastación, 1941. Una calle del East End.

Aunque empezó a pintar cuando ya superaba la treintena, después de haberse dedicado al grabado y a la ingeniería en los servicios ferroviarios británicos, ha dejado tras de sí una obra muy destacada, a pesar de no estar considerado como un artista de primera fila, y eso porque, como dice el artista contemporáneo, George Shaw, ante su obra “sientes que tenía algo más que decir pero que nunca terminó por decirlo del todo”.

Furnaces, 1944.

Se le terminó incluyendo dentro de la nómina de los pintores neorrománticos británicos, un grupo de artistas que siguiendo la tradición paisajística de su país, lo dotaron de tintes modernos, aderezados, en el caso de Sutherland, con toques surrealistas como demuestra el hecho de ver su obra incluida en la Exposición Surrealista de Londres en 1936.

Paisaje rojo.

Además, durante la Segunda Guerra Mundial fue elegido, junto con otros artistas, para reflejar su visión de los bombardeos alemanes sobre el país, y eso marcará un antes y un después en su obra, y es que el reflejo de ese dolor provocado por la guerra queda muy patente en unas obras duras, en las cuales con pocas cosas, transmite la sensación de angustia, de dolor.

La fragua, 1941-1942.

Un periodo en el cual entrará en contacto con Francis Bacon, artista que influirá en una parte de su obra posterior, como en su faceta como retratista, con una obra muy famosa por las circunstancias. Me refiero al retrato de Winston Churchill, cuando ya tenía unos 80 años, y que su viuda ordenó destruir a su muerte, descontenta a parecer con el aspecto, dicen que similar a un bulldog, del exprimer ministro.

Arthur Jeffres.

Diríamos, a grandes rasgos, que sus paisajes anteriores a la guerra, son interpretaciones personales del medio natural, dentro de una calma general, transformada dramáticamente por la guerra, para volver en la postguerra, a la renovación de la fuerza de la vida, en un conjunto de obras realizadas en el sur de Francia, donde vivió durante varios años.

Entrada al sendero.

De todos modos, el conocimiento del horror de los campos de concentración nazis y los bombardeos atómicos de Japón, no dejaron de tener su reflejo en unos paisajes que se retuercen, en los que los árboles parecen compartir el dolor de los seres humanos y, como ellos, gritan su dolor.

Crucifixión, 1946.


Otra parte de su obra estará relacionada con su conversión al catolicismo en 1926, y la realización de encargos como una Crucifixión para la iglesia de san Mateo, en Northampton, y un Cristo en la gloria para la catedral de Coventry, obra en la que empleó varios años de su vida. Obras a través de las cuales, transmite el sufrimiento, tanto humano como místico, de la figura de Jesucristo, de una forma muy poderosa.

Descendimiento.

3 comentarios:

  1. Me ha sorprendido mucho. No le conocía. Gracias por compartirlo.

    ResponderEliminar
  2. Hola Álvaro. Gracias por tu comentario. Hace muy poco tiempo yo tampoco conocía a este artista, y tuve una sensación similar a la que comentas.

    Un saludo!

    ResponderEliminar
  3. Alfredo, gracias por presentarme hoy a Sutherland.
    Tampoco conocía a este artista.
    Ya veo que figuró en la Exposición Surrealista de 1936, en Londres.
    No está nada mal y de las obras que has seleccionado me gusta "Paisaje rojo" y "Descendimiento".

    Un abrazo.-

    ResponderEliminar