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Devastación, 1941. Una calle del East End. |
Aunque empezó
a pintar cuando ya superaba la treintena, después de haberse dedicado al
grabado y a la ingeniería en los servicios ferroviarios británicos, ha dejado
tras de sí una obra muy destacada, a pesar de no estar considerado como un
artista de primera fila, y eso porque, como dice el artista contemporáneo,
George Shaw, ante su obra “sientes que tenía algo más que decir pero que nunca
terminó por decirlo del todo”.
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Furnaces, 1944. |
Se le terminó
incluyendo dentro de la nómina de los pintores neorrománticos británicos, un
grupo de artistas que siguiendo la tradición paisajística de su país, lo
dotaron de tintes modernos, aderezados, en el caso de Sutherland, con toques
surrealistas como demuestra el hecho de ver su obra incluida en la Exposición
Surrealista de Londres en 1936.
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Paisaje rojo. |
Además,
durante la Segunda Guerra Mundial fue elegido, junto con otros artistas, para
reflejar su visión de los bombardeos alemanes sobre el país, y eso marcará un
antes y un después en su obra, y es que el reflejo de ese dolor provocado por
la guerra queda muy patente en unas obras duras, en las cuales con pocas cosas,
transmite la sensación de angustia, de dolor.
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La fragua, 1941-1942. |
Un periodo en
el cual entrará en contacto con Francis Bacon, artista que influirá en una
parte de su obra posterior, como en su faceta como retratista, con una obra muy
famosa por las circunstancias. Me refiero al retrato de Winston Churchill,
cuando ya tenía unos 80 años, y que su viuda ordenó destruir a su muerte,
descontenta a parecer con el aspecto, dicen que similar a un bulldog, del
exprimer ministro.
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Arthur Jeffres. |
Diríamos, a
grandes rasgos, que sus paisajes anteriores a la guerra, son interpretaciones
personales del medio natural, dentro de una calma general, transformada
dramáticamente por la guerra, para volver en la postguerra, a la renovación de
la fuerza de la vida, en un conjunto de obras realizadas en el sur de Francia,
donde vivió durante varios años.
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Entrada al sendero. |
De todos
modos, el conocimiento del horror de los campos de concentración nazis y los
bombardeos atómicos de Japón, no dejaron de tener su reflejo en unos paisajes
que se retuercen, en los que los árboles parecen compartir el dolor de los
seres humanos y, como ellos, gritan su dolor.
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Crucifixión, 1946. |
Otra parte de
su obra estará relacionada con su conversión al catolicismo en 1926, y la
realización de encargos como una Crucifixión para la iglesia de san Mateo, en
Northampton, y un Cristo en la gloria para la catedral de Coventry, obra en la
que empleó varios años de su vida. Obras a través de las cuales, transmite el
sufrimiento, tanto humano como místico, de la figura de Jesucristo, de una
forma muy poderosa.
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Descendimiento. |
Me ha sorprendido mucho. No le conocía. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarHola Álvaro. Gracias por tu comentario. Hace muy poco tiempo yo tampoco conocía a este artista, y tuve una sensación similar a la que comentas.
ResponderEliminarUn saludo!
Alfredo, gracias por presentarme hoy a Sutherland.
ResponderEliminarTampoco conocía a este artista.
Ya veo que figuró en la Exposición Surrealista de 1936, en Londres.
No está nada mal y de las obras que has seleccionado me gusta "Paisaje rojo" y "Descendimiento".
Un abrazo.-