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Self-portrait as a credit card, 2009 |
“No creo saber lo que tienes que
hacer. Tampoco sé qué es lo que me pregunto en líneas generales. No es un
manifiesto. Lo único que sé es que no quiero ser exclusivo. Quiero ser alguien
humano y genuino.”
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Switch, 2009. |
Palabras de este inclasificable
artista nacido en Londres en
1965,
graduado en Literatura Inglesa por la Universidad de Oxford, antes de tomar
rumbo a los Estados Unidos para estudiar en el California Institute of the
Arts, y asentarse definitivamente en la ciudad de Nueva York.
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Untitled (Dresden), 2009. |
Definido como un artista
postconceptual, la obra de McEwen navega entre múltiples formas de expresión
para dar forma a una
“mordaz exploración de la historia, la fama y la muerte”,
en palabras de
Simon Hewitt. Eso es especialmente visible en sus obituarios de
personas vivas (McEwen escribe obituarios de fallecidos en el Daily Telegraph)
como Kate Moss, la princesa monegasca Estefanía o Bill Clinton por citar solo
dos. Unos obituarios causantes de sorpresa al espectador al que hacen dudar de
si esos personajes aún siguen entre nosotros o si efectivamente han fallecido y
no nos hemos enterado.
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Untitled (Kate), 2007. |
Palabras que otras veces toman la
forma de mensajes SMS, textos enviados por amigos o familiares a los que McEwen
da una nueva forma y los devuelve convertidos en otra cosa volviendo a
subvertir el orden considerado como lógico de las cosas, convirtiendo algo que
nos resulta familiar en algo que ya no lo es, que nos obliga a modificar el
punto de vista.
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Untitled Text Message (Private Caller), 2008. |
“Las palabras son para mí como
una especie de círculo al que siempre regreso. Nunca me aburro de utilizar las
palabras de una forma visual. Por otro lado, escribí el obituario de Marilyn
Chambers porque la primera película pornográfica que vi fue Behind The Green
Door, así que supongo que mi trabajo es un homenaje a las cosas con las que
crecí”, le dice McEwen a
Patrick Knowles.
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Ur The Problem, 2007. |
Esa parte de su trabajo convive
con sus esculturas de objetos cotidianos, generalmente en grafito, con las que
pretende poner de manifiesto la parte oscura que se oculta detrás de objetos en
apariencia anodinos y de extensa presencia entre nosotros. De la misma manera
que señala los puntos oscuros de la historia con sus series de acrílicos con
chicles masticados y ensuciados, y que muchas veces titula con nombres de
ciudades alemanas bombardeadas durante la Segunda Guerra Mundial.
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New York, New York, 2006. |
“Cojo el chicle y lo ensucio con
porquería de las calles. Con ello quiero ser elegante y real al mismo tiempo”,
le dice el artista en una entrevista a
Christopher Bollen.
Sobre el cambio en la percepción
de las cosas que todos sufrimos según vamos acumulando experiencias y
conocimientos, Patrick Knowles cita a McEwen explicando que “recuerdo que
cuando tenía 12 años me enseñaron que Arthur ‘Bombardero’ Harris era un tío
majo. No fue exactamente un héroe pero ‘hizo lo que tenía que hacer’.
Veinticinco o treinta años después, descubrí lo dura y demencial que había sido
su campaña para destruir todas las ciudades alemanas. Las ‘Pinturas de chicle’
tratan sobre la diferencia de percepción que se tiene con 12 o 13 años y los
40. Supongo que es así como la gente piensa acerca de la historia y la ven como
una ficción. En este sentido, al final del día mi trabajo es mi historia”.
Obra ambigua y diferente la de este creador, pero muy personal. Consigue lo que dice, ser humano y original. Buen puente, Alfredo.
ResponderEliminarUn artista de esos que son verdaderamente inclasificables.
ResponderEliminarUn abrazo!!