La verdad es que ahora mismo no
soy capaz de recordar de qué forma, o a través de qué medio, entré en contacto
con este trío de Nashville (Tennesse). Supongo que eso no tiene ninguna importancia
para lo que va a venir a continuación ¿o sí?. Lo siento, soy incapaz de dar
respuesta a mi propia pregunta en algo que seguramente que no va a entrar en el
Olimpo de los párrafos de apertura de un artículo.
Hace ya un buen puñado de años
(uno ya empieza a tener memoria), un amigo me dijo: “la música ideal para estar
en la carretera es el country”. Una afirmación con la que no podía estar (y lo
sigo estando) más de acuerdo. Un estilo musical que por estos lares no
terminamos de acoger con la generosidad que merece, lastrado como está por la
imagen de esos vaqueros y vaqueras, armados con una guitarra cantando a las
estrellas, las inmensas llanuras en las que pastan millones de vacas, mientras
rudos ganaderos añoran a su amada.
Algo de todo eso (las vacas no)
se recoge en las letras de este trío formado por Charles Kelly, Dave Haywood y
Hillary Scott, con la particularidad de que su música no suena al country
llamémosle, para entendernos, “clasico”, sino que le han añadido el toque de su
juventud para dejarnos unas melodías de aire pop, a ratos incluso con toques
rock y algún violín por ahí que nos recuerda melodías más propias del mundo
celta, eso sí, de una forma muy sutil y nunca como sonido principal ni mucho
menos.
Un grupo que con dos discos en el
mercado, Lady Antebellum (2008) y Need you now (2010), ha alcanzado en ambos
casos el triple disco de platino, mientras que en septiembre espera tener en el
mercado su tercer trabajo de estudio que llevará por título Own the night.
En todos los trabajos discográficos
de Lady Antebellum (todavía no lo he dicho, pero se formaron en 2006), nos
encontramos con unas melodías pegadizas y letras románticas muy pegadas a la
vida real, para hablarnos de viajes personales, sentimentales, de caminos que
tal vez no quede otro remedio que recorrer aunque duelan, de puentes que hay
que dejar atrás aunque las lágrimas no nos dejen ver bien el camino que tenemos
por delante.
Es el paisaje de la América
profunda, de pequeñas poblaciones en las que crecen amores a la sombra y al
sonido de la campana de la iglesia mientras en sol cae sobre la línea del
horizonte, ese horizonte promesa de algo que solo se puede alcanzar de la mano
del otro, de un mundo que, en lo bueno y en lo malo, no es un mal sitio para
vivir, para estar, para sentir.
Un lugar, un camino, un coche que
se para al lado de otro y la cara de una niña que deja en el aire una sonrisa
de chocolate le reconcilia a uno con el mundo. Son canciones que quieren ser
optimistas, que quieren contagiar energía, fuerza para seguir adelante y no
rendirse, porque aunque las carreteras a veces parecen cortadas y los puentes
los hemos quemado, siempre hay una opción, una posibilidad, un amor que está
esperando pacientemente nuestra llegada.
Esas cosas las he visto y las he
oído en las canciones de Lady Antebellum. He dicho.
Muy buenos, a pesar de los dsicos de platino y de que intento estar al tanto de la música de USA, no los conocía y estoy de acuerdo con lo que tan bien expones.
ResponderEliminarGracias por darlos a conocer
Pues no conocía yo a este grupo, Lady Antebellum, y la verdad es que suena bastante bien. LLevas razón en que el country es la mejor música para la carretera (de eso saben mucho los americanos, que tienen tantas y tan largas). Buena semana, Alfredo.
ResponderEliminarFONOCOPIANDO: Creo yo que es imposible conocer a todos los cantantes, grupos o músicos aunque nos lleguen desde los USA. Eso es lo bueno de todo este mundo 2.0, la posibilidad de descubrirnos cosas unos a otros, de compartirlas y ampliar horizontes.
ResponderEliminarUn saludo!!
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PACO: El country es un género musical que no ha entrado mucho en nuestro país y creo que en el resto del continente tampoco lo ha hecho con la fuerza que si han tenido y tienen otros estilos salidos de los USA.
Un abrazo!!