martes, 5 de julio de 2011

Jenny Saville (Cambridge, Reino Unido, 1970)


Incluida dentro de esa etiqueta de Joven Artista Británico (YBAs), con las que los británicos exportan a sus talentos artísticos, Jenny Saville pinta “la disparidad que existe entre la manera en la que son percibidas las mujeres y la manera en la que se sienten con sus cuerpos”, en palabras de ella misma.

Son mujeres rotundas, en cuadros de grandes dimensiones, que nos presentan unos cuerpos alejados absolutamente de los cánones de extrema delgadez imperantes hoy en día. Cuerpos de carnal flaccidez, en los que son apreciables las huellas del paso del tiempo físico y psicológico, no en vano, Saville muestra sus neurosis al respecto sin que ese ejercicio de salida al exterior tenga nada de lucha contra ellas, como la propia artista ha reconocido en alguna ocasión.


Mujeres retratadas, muchas veces utilizando su propia imagen sin que se puedan considerar autorretratos, desde un punto de vista bajo de tal forma que nos imponen su presencia sin paliativos, de forma directa y que, al mismo tiempo, parecen que se van a salir del cuadro, que se van a elevar hacia los cielos dejándonos plantados de forma inmisericorde dejándonos cara a cara con nuestra propia insignificancia.

Unos cuerpos y unas pieles que guardan todas las cicatrices casi como si fueran la piel de la ciudad de Palermo, en la que vive y trabaja, una ciudad por la que han pasado todos los pueblos del Mediterráneo y todos han dejado allí su impronta, unas veces por medios más pacíficos que otras. Un cuerpo que pertenece a todos, que puede ser el de cualquiera de nosotros, pero que no termina de ser de nadie en concreto, un cuerpo que muestra, como una ciudad, las huellas de la violencia, de una existencia agitada.


Courbet, Velázquez, Rubens, Lucien Freud o Picasso son algunos de los artistas de referencia para Saville, artistas que supieron, como ella, captar la corporeidad de los cuerpos, retratar como nadie deformaciones, la enfermedad, la degradación a la que puede llegar la carne humana, nuestra carne.

En los Estados Unidos, donde pasará una buena temporada, asistirá a muchas operaciones de cirugía estética, operaciones llevadas a cabo por cirujanos que casi se pueden considerar arquitectos o escultores de unos nuevos cuerpos que incluso pueden llegar a traspasar la frontera entre los sexos, como es el caso de los transexuales, personas a caballo entre dos mundos a los que Saville también ha dedicado su atención.


Lo sensual y lo grotesco se dan la mano en las mujeres de Saville por medio de unas imágenes fuertes, poderosas, en las que destaca su habilidad para manejar el color y capaces de hacernos llegar, de un forma muy clara y sin disculpa alguna, un profundo dramatismo especialmente en esos rostros que parecen tumefactos, sangrantes, con ojos indefinidos que envían su mensaje de dolor sordo hacia unos cielos seguramente indiferentes.

“El paisaje de la carne y la anatomía mutilada, ensangrentada, deforme, transfigurada, y en ocasiones descarnada, constituye el inmenso territorio explorado por esta sensacional artista”, se puede leer aquí.

12 comentarios:

  1. Excelso arte, para mostrarnos una mirada "inmesericorde" de la realidad. Duro, fuerte, muy real, parece que vas a tocar ese rostro con las manos y lo tocas con el alma y la propia sensibilidad, dolito, exigido a responder.

    (Me gustó lo de mujeres "rotundas", una mejor manera de ver la flaccidez de estos cuerpos)

    Siempre me voy con algo que me sorprende y me conmueve.
    Un beso

    ResponderEliminar
  2. Alfredo, Jenny Saville es impresionante, y como bien recoges en tu texto veo una tremenda herencia de Courbet. Me encantó tu frase "nos imponen su presencia sin paliativos". Te paso el link de un texto de el lar sobre Jenny Saville y Cecily Brown http://el-lar.blogspot.com/search/label/jenny%20saville

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. CAS: Esta artista vuelca su mirada en una parte de la realidad que, en ocasiones, se oculta detrás de esas imágenes absolutamente imposibles de los cuerpos femeninos.

    Un abrazo!!

    *******

    ÁLVARO: Son mujeres de físicos imposibles de obviar, de presencia poderosa y que nos obligan a pensar en ellas y compartir sus angustias.

    Un saludo!!

    ResponderEliminar
  4. Hola!,
    Dos de sus obras me recuerda mucho a Bacon, es estupenda la unión que crea con el colorido que utiliza y la expresión de las caras.

    Sus toques de pintura son magníficos, como su pincelada pastosa (en algunos) y larga es muy buena...su pincelada es lo que más me gusta.

    Recuerdos.
    Un beso.-

    ResponderEliminar
  5. Bacon, Lucien Freud y algún otro, son artistas que a uno le vienen a la mente nada más ver la obra de esta artista fantástica.

    Un abrazo!!

    ResponderEliminar
  6. Muy interesante y muy cierto. La verdad ante un mundo cegador. Saludos.

    http://photojazzmv.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  7. Deslumbrados como estamos durante la mayor parte del tiempo, somos incapaces de reconocer los bordes de la realidad que nos rodea.

    Gracias por la visita, el comentario y el seguimiento.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  8. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  9. Alfredo, has dado en el blanco de mi particular visión estética. Esta Jenny Saville me sugiere toques de Egon Schiele sin llegar al desgarro difuminado,sofisticado, destructivo, de Francis Bacon, algo de Lucien Freud veo sin la carga de pintura gruesa, a la postre escuela inglesa, salvo el austríaco Egon.
    Me seduce su técnica carnal, meticulosa, directa, sus anatomías veridicamente auténticas. Mujeres en su estado, respetables cada una como seres humanos sin afeites. Los cánones no existen, la belleza ideal tampoco, aunque la adoremos, existe la imagen reflejando seres humanos sin tapujos, para ser contemplados como si nos mirásemos en un espejo.

    Te aplaudo una vez más, recuerdos de Ferran, hablaremos largo y tendido, no te preocupes, te señalaré hora exacta. Besitos

    ResponderEliminar
  10. Es cierto que tb se puede rastrear a Schiele en esta pintura que no deja de tener un aire genérico expresionista. Ahora mismo hay tres o cuatro artistas británicos que tienen en el cuerpo humano su punto de referencia fundamental sin ningún tipo de concesión.

    Espero vuestras noticias.

    Un abrazo!!

    ResponderEliminar
  11. Tiene una fuerza bestial, ese retrato psicológico.

    Como siempre es un placer ponerme al día en tu blog. Abrazos.

    ResponderEliminar
  12. Anónimo7:08:00

    Repugnante como vuestros estúpidos y eufemistas criterios, es obvio que a esta retorcida mente , se la ha dado por retratar a niños torturados, vosotros carecéis del sentido verdaderamente artístico y percepción de la belleza, me dan asco miserables!!!

    ResponderEliminar