El trabajo de este escultor que tiene en la cerámica y en algunos tipos de resinas, sus materiales fundamentales, ofrece una visión muy personal y no sólo por las formas que genera sino porque esas formas u objetos, están inspirados de una forma muy directa en su propia memoria, recuerdos, experiencias o en su propio cuerpo, en ocasiones convertido en una herramienta más de su trabajo.
Nacido en la zona de Lancashire, Lord trabaja a caballo entre Nueva York y Holanda, y fue en los años 70 cuando empezó a exponer hasta llegar a entrar en el gran circuito expositivo mundial con unas esculturas convertidas en algo orgánico, en piezas en las que casi se puede seguir el proceso creativo, barnizadas después con colores cetrinos o dorados muy llamativos, para piezas que transmiten al mismo tiempo una sensación de rudeza y de delicadeza.
Son formas abstractas que se transforman en objetos, desde que en los 70 hiciera unas piezas inspiradas por las cerámicas de Paul Gaugin, una figura que está siempre formando parte del universo inspirador de Lord, como él mismo ha reconocido en varias ocasiones.
“Hacer este trabajo es un proceso de encuentro con lugares perdidos”, dice el propio escultor acerca de una serie de obras en las que recrea aquellas campiñas y ríos que formaban parte de su paisaje de infancia y juventud, esa suerte de paraíso perdido que recrea a partir de sus recuerdos, de su memoria, también sensorial, y así “ha creado un mapa escultórico de la ciudad, navegando por su propia historia a través de lugares reconocibles y localizables en la geografía de Whitworth”, según se recoge en la presentación de la exposición que se le hizo en la Gladstone Gallery.
Otra de sus series más conocidas es la que dedica a los sentidos, y en la que trabaja entre los años 1992 y 1998. Los títulos de los grupos de obras son breathing, biting, swallowing, casting, smelling, listening y watching. Lord consigue convertir esas sensaciones en algo palpable, con realidad física. Serie para la que ha utilizado partes de su cuerpo como moldes para las piezas lo que las dota de una sensación física también cargada de emoción y reflexión.
“Utilizando su cuerpo como herramienta, consigue que los sentidos traspasen su estado natural para convertirse en objetos táctiles y visuales”, según escribe Cristopher Miles, quien añade que en otras series “Lord explora variaciones escultóricas realizadas con la acción y los gestos de sus manos”.
Pues mira, Alfredo, no me ha llamado mucho la atención la obra de este escultor, la veo fría, con poca sustancia. Ese es mi parecer, todo no puede gustar, ¿no?. Saludos.
ResponderEliminarEfectivamente. No todo puede gustar a todo el mundo, y eso es una de las cosas geniales del arte, que caben opiniones y gustos muy diversos.
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ResponderEliminarMe disgusta, me suena a visto, me deprime que no me diga nada ese esfuerzo que siempre existe en un trabajo.
ResponderEliminarGenial este disgusto mío porque demuestra que yo, una más, no me sumo, lo cual demuestra la alegre y fructífera diversidad. !Que no decaiga amigo Alfredo!
Besitooos.
Veo que este artículo no ha tenido mucho éxito :) Hay cosas que nos llegan y otras que no, y si no se produce esa magia pues lo mejor es dejarlo pasar y buscar otros territorios. En eso estamos, en explorar nuevos territorios y acompañado por todos vosotros, me queda todavía mucho camino por delante.
ResponderEliminarBuen finde!!