Durante cuatro días se pudo disfrutar en el patio de la Universidad Laboral de Gijón, de uno de los espectáculos más sorprendentes que he tenido la oportunidad de ver. Y es que fue como si una nave de una gran empresa dedicada al sector del metal se hubiera convertido en una enorme sala de conciertos, para dar forma a una partitura en la que se dan la mano instrumentos tradicionales (violín, viola, trombón de varas, arpa, entre otros) y las máquinas.
Un montaje que parece salido de la mente calenturienta de un científico chiflado que consigue convertir 50 toneladas de chatarra en artilugios enormemente complejos unos, o muy sencillos, otros, convertidos en medios para sacar sonido de los instrumentos. Así vimos como una olla expres puede utilizarse para tocar dos flautas, o como unas gomas movidas por aire pueden hacer sonar unos platillos, mientras al fondo unos enorme tubos metálicos expelen llamaradas de fuego en pequeñas explosiones rítmicas.
Lo que al principio parecen sonidos disonantes, chirriantes algunos de ellos, cuando llega el momento de ponerse a tocar todos juntos se convierte en una auténtica orquesta, en este caso dirigida por otro profesor “chiflado”, formada por 14 alumnos de música y los miembros de La Machine que están al cargo del parque de “locos cacharros” reconvertidos a virtuosos de la música.
Así se van sucediendo temas roqueros o la banda sonora de Amelie, en la particular versión metal-musical de este colectivo francés en el que participan ingenieros, músicos, decoradores, mecánicos y artesanos.
Poco a poco lo que al principio nos parece ruido, se va convirtiendo en algo rítmico, y del caos empieza a salir la música, y máquinas e instrumentos clásicos consiguen ir de la mano de una manera francamente sorprendente. Una noche fantástica.
IIMPRESIONANTE, MAGNIFICO
ResponderEliminarSos un privilegiado ...jajaj
Cariños y quizás nos veamos en la final (OJALAAAAAAAAAAAAAAAA!
Sí que lo es. Un espectáculo realmente único.
ResponderEliminarSería genial ver una final mundialista entre Uruguay y España. Hoy yo también soy uruguayo.
Un abrazo transoceánico!!
Joe qué lastima habérmelo perdido!!
ResponderEliminarTe hubiera encantado, Ángela. Fue una pasada auténtica.
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