domingo, 3 de enero de 2010

Alain Bashung (París, Francia, 1947-2009)



¿Me has echado de menos? Esa pregunta aparece repetida en varias ocasiones en la canción Je t’ai manqué, incluida en el disco Bleu Petrole (Petróleo Azul, 2008) que fue el último disco de Alain Bashung que vio la luz antes de su fallecimiento el pasado mes de marzo cuando contaba 61 años de edad, derrotado por un cáncer de pulmón.

Se trata del cantante francés más premiado de aquel país, y precisamente 15 días antes de su fallecimiento, se llevaba los premios al mejor intérprete masculino del año, el mejor álbum y la mejor gira, premios todos ellos empequeñecidos al lado del que le habían concedido en el año 2005 al mejor álbum de los últimos 20 años en Francia. El disco era Fantaisie militaire (Fantasía militar, 1998).

En la música de Alain Bashung se dan la mano el folk, el rock y la Chanson y se convirtió en una figura absolutamente imprescindible para entender la música contemporánea en el país vecino. Una figura de la que se dijo que había venido a ocupar el lugar que con anterioridad había ocupado Serge Gainsbourg, lo que dicho en Francia son palabras más que mayores, además de ponerlo al nivel de otras grandes figuras de la Chandon como Brel, Barbara, Brassens y otros.



“Nos ha abandonado un príncipe, un inmenso poeta, un cantante comprometido”, dijo el presidente de la República, Nicolas Sarkozy cuando se conoció la noticia de este músico, también actor (su primera aparición en el cine fue en la película El cementerio de automóviles, de Fernando Arrabal), que nunca conoció a su padre mientras su madre trabajaba de panadera.

Su relación con la música vino, por un lado, por la radio y, por otro, de una base norteamericana próxima a la casa de sus abuelos, donde descubrió el rock. La música se fue abriendo camino en su vida hasta que decidió abandonar sus estudios de contabilidad para coger la guitarra y la armónica e iniciar una carrera que, al principio, fue un tanto irregular formando parte de diversas bandas de distintos pelajes.

Las cosas cambiaron radicalmente cuando, en 1974, entre en contacto con le letrista Boris Bergman con quien compondrá el tema Gaby, oh Gaby, un single del que vendería, en 1980, más de un millón de copias, y ahí empezó todo. Ese tema estaba incluido dentro del disco Roulette Ruse (Ruleta rusa). Al año siguiente, pondrá en el mercado Pizza, un álbum en el que destacan los sonidos roqueros y que tendrá también una gran acogida.

La influencia que ejerce sobre su música el rock, quedará plenamente puesto de manifiesto en el disco Osez Joséphine (Osad Josefina, 1991), en el que hace versiones de algunos clásicos del rock norteamericano, y eso después de que en sus inicios compusiera una canción en la que preguntaba. Y eso lo mantendrá a lo largo de su carrera, sin perder por ello sus raíces nacionales ancladas firmemente en la Chanson.

Con su voz tremendamente personal y acompañado por su guitarra, decía en su última aparición sobre un escenario, precisamente la que le llevó a recoger sus últimos premios musicales, vestido con un sombrero y unas gafas de sol debajo de los cuales intentaba disimular los estragos de la enfermedad, decía que recordaría aquel momento durante toda la vida. Ahora somos nosotros los que podemos hacerle esa promesa póstuma. Su música dejaremos que nos acompañe y nos aliente en este viaje solitario que es la vida.

2 comentarios:

  1. Qué bonito homenaje, una personalidad arrolladora, toca bien dentro.

    Te doy las gracias por estos regalos tan intensos que nos entregas querido Alfredo.

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  2. Gracias. Bashung nos ha dejado su música y eso ya le convierte en inmortal.

    Un abrazo!!

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