“La obra de Mendelsohn no puede entenderse sin los materiales moldeables como el hormigón de la Torre Einstein, el vidrio curvo y el acero para su arquitectura apaisada, la luz, la imagen y la escenografía cinematográficas, las relaciones entre la música y la arquitectura, la danza, la euritmia, y las teorías del movimiento aparente del espacio, las reglas de la Gestalt, los aún desconocidos fractales, las nuevas tipologías de grandes almacenes y cines, la influencia de la Bauhaus de Mies y de Gropius en la consideración de la arquitectura como objeto, el diseño, la composición gráfica o el cine como precursor del futuro y de la vida artificial” (Mercedes Peláez López, en el prólogo de la monografía Mendelsohn, obra de Arnt Cobbers, y editada por Taschen)
Como vemos son múltiples los aspectos que se dan cita en la obra de este arquitecto genial, individualista, y uno de los padres fundamentales de la arquitectura moderna con una influencia que llega hasta nuestros días a través, por ejemplo, de las obras de Zaha Hadid, por citar a una sola figura. Nacido en el seno de una familia judía modesta, en 1921 perdió uno de sus ojos a causa de un cáncer que pudo superar, lo que le impuso una minusvalía que le impidió tener una buena percepción espacial.
Sus inicios en la educación universitaria, después de completar el bachillerato de Humanidades, primero en Comercio y luego en Economía Política, no hacían presagiar que Erich Mendelsohn iba a convertirse en uno de los arquitectos más importantes del mundo. Afortunadamente para el mundo de la arquitectura, después de esos devaneos, acabaría por centrarse en sus estudios acerca del arte de la construcción en unos años en los que en Alemania se estaba dando una pugna entre los presupuestos todavía enraizados en el neoclasicismo y los del Judgenstil, el estilo moderno.
No sería hasta después de la Primera Guerra Mundial, que Mendelsohn pudo ganarse la vida con la arquitectura, y fue durante el conflicto bélico cuando haga algunos de los diseños que luego llevará a la práctica, como fue el caso de la famosa Torre Einstein (1918-1924), en Potsdam, edificio que se convertiría en el paradigma de la arquitectura expresionista, y a la que el propio Einstein calificaría de orgánica. Un edificio destinado a albergar un observatorio astronómico con el que el genial científico alemán quería apuntalar su famosa teoría de la relatividad.
Un edificio este que resumen toda la subjetividad de su creador, su fantasía, las armonías musicales tan importantes para un arquitecto que se casó con la violoncelista, Luisa Haas, y que hacía sus dibujos bajo el influjo de la música de Bach. Un edificio dinámico, que se levanta progresivamente hacia lo alto, y en el que predominan las líneas curvas, sin aristas, con entrantes y salientes que nos sugieren la imagen del flujo y reflujo del mar en una playa. Forma, luz y materia forman tres pilares fundamentales que se aprecian en esta obra, pero también en toda la producción de Mendelsohn.
Con la llegada de los nazis al poder, iniciará un periplo vital y profesional que le llevará a Holanda, Inglaterra, Palestina y, finalmente, los Estados Unidos. En sus obras cobra un protagonismo esencial el hormigón, un material que le va a permitir conseguir los efectos que quería para sus edificios, y que luego sustituiría por el vidrio y el acero “pero se mantuvo fiel a las ondulaciones expresionistas incluso al emplear el cristal en forma de cilindro, dando lugar a las ventanas más bellas de la arquitectura racional”, dice Mercedes Peláez. Un arquitecto que conocía la obra de Mies van der Rohe, de Walter Gropius, aunque nunca formó parte de la Bauhaus, y que reconocía a Wright como uno de los arquitectos que más le influyeron.
Metidos en los años 20, Mendelsohn recibirá importantes encargos por parte de importantes firmas para construir sus edificios, bien fábricas, bien grandes almacenes, bien cines. Unos encargos que le auparon a la fama y que despertaron algunas envidias entre sus colegas. Uno de esos diseños será el que haga para los Almacenes Schoken (Stuttgart, 1926-1928) para los que diseñará una de las esquinas más dinámicas de la arquitectura, y también una de las más copiadas.
“Su arquitectura es expresionista en el sentido de que materializaba sus ‘rostros’, y él se abandona a su inconsciente, a su intuición. Ésta es radical, subjetiva, individual, poética y no es, en absoluto, ‘científicamente objetiva’ como exigía, por ejemplo, la Bauhaus. A la vez, la arquitectura de Mendelsohn ‘funciona’; se basa en el análisis de la tarea de construcción y no es una arquitectura utópica, como la de los dibujos futuristas de Sant’Elia o los expresionistas de Finsterlin o del temprano Bruno Taut.” (Arnt Cobbers)
“El artista lleva en sí mismo la constante que dirige su propio trabajo, su labor se basa en tomar partido, nunca en exigir. Su logro definitivo resulta juzgado por sí mismo tras el transcurso del tiempo… La vía por donde voy, camino forestal, calle militar o sendero para animales de carga, está fuera de toda crítica contemporánea. La tendencia de mi trabajo es ineludible e irremplazable” (Erich Mendelsohn, citado por Cobbers en la monografía citada al principio)
la primera es una casa??? im pre sio nan te! ;))
ResponderEliminarLa primera es un observatorio astronómico, pero no por eso deja de ser menos impresionante.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Has hecho un recorrido extenso y rico para referir la obra de Meldensohn, Con esta guía, tendríamos para profundizar en tantos temas como has citado, suficientes para un intento por conocer mucho del siglo XX.
ResponderEliminarEl arquitecto con nombre de musico que necesita de Bach, Einstein que necesita de Mozart. La música, arte puro, propendiendo a la ciencia, al cálculo al diseño.
Todo tiene que ver con todo, y la vida con tanta creatividad y genio
se vuelve un espectáculo maravilloso.
Un abrazo.
Tienes razón cuando dices que todo tiene que ver con todo, y cuando se entra en los terrenos de la cultura y el arte, las relaciones entre cosas muy diferentes son constantes y son las que marcan el interés o no de una propuesta. Eso al final deja su sello aunque no siempre sea perceptible a primera vista.
ResponderEliminarBesos!!
Muy buena entrada Alfredo, me encanta estos arquitectos, en especial Van der Rohen. Siento por no escribir, mas estuve enfermo, pero sepas que te he seguido con avidez. felicidades.
ResponderEliminarMás adelante me ocuparé de Mies van der Rohe, otro arquitecto magnífico y muy creativo. Espero que ya te hayas recuperado de tu enfermedad y gracias por el seguimiento.
ResponderEliminarUn saludo!!
alguien sabe que tiene que ver erich con la musica?
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