lunes, 5 de octubre de 2009

Walter de Maria (Albany, California, 1935)


“El término minimal art no surgió, en principio, para designar las obras reduccionistas posteriores a Frank Stella, sino que fue acuñado por el filósofo Richard Wollheim en 1965 para describir una clase de obra de arte que, para él, tenían muy bajo ‘contenido artístico’, aquellas en las que las diferentes formas están reducidas a estados mínimos de orden y complejidad, tanto desde un punto de vista morfológico, perceptivo y significativo, como podrían ser, por ejemplo, los ready-made de Marcel Duchamp o las pinturas de Ad Reinhardt” (Javier Maderuelo, Minimal art, en Los últimos 30 años. Panorama del arte contemporáneo 1960-1990, Obra Social y Cultural Cajastur)


El escultor, pero también músico (fue batería de la Velvet Underground y trabajó con el compositor de vanguardia La Monte Young en happenings y espectáculos teatrales, además de componer sus propias obras musicales) es uno de los representantes fundamentales del movimiento artístico que se bautizó como Minimal Art, y de una de sus derivaciones como es el Land Art.

Después de salir de la Universidad de California, empezó a trabajar con esculturas de madera en el año 1961, para, cuatro años más tarde empezar con las piezas en metal, y en 1966 participará en la exposición titulada Prymary Estructures (Estructuras Primarias) que tuvo lugar en el Jewish Museum de Nueva York, y de la que John A. Walker dijo: “Es posible identificar ciertas cualidades comunes en la obra de los escultores norteamericanos que expusieron en el Jewish Museum: a saber, abstracción total, orden, simplicidad, claridad, factura, alto grado de acabado y antiilusionismo o literalidad. Como Stella, los escultores minimal rechazaron la tradición europea de las relaciones jerárquicas internas de las partes –la estética cubista-, debido a que era fundamentalmente antropomórfico” (Citado en el artículo referido más arriba)


Una experiencia concreta en un espacio determinado, es lo que ofrece la escultura minimalista en general y la de Walter de Maria en particular. Eso se ve claramente en su obra de 1968-1969 titulada Lecho de clavos, que expuso en la Dawn Gallery de Nueva York, en la que predomina la geometría y la progresión, ya que cada una de las cinco piezas tiene más elementos puntiagudos que la anterior, genera una percepción que va más allá de la mera forma de la pieza. La forma final genera unas sensaciones que van más allá de la mera contemplación pasiva de la misma.

La relación de Walter de Maria con el Land Art, un movimiento que en líneas generales, busca trasladar la obra de arte fuera de las galerías, los museos y otros espacios, para insertarla directamente en la naturaleza, aunque también en otras ocasiones, se lleva la naturaleza a la sala artística. Eso lo hizo de Maria en 1968, cuando hace La habitación de tierra, que consistió en cubrir tres salas de la Galería Heiner Friedrich de Munich con una capa de tierra de 60 centímetros de profundidad, que sirve para recordarnos que el origen de nuestra especie está indisolublemente unida a la naturaleza, a la tierra que permite nuestra existencia.


Una obra que podemos considerar de dimensiones modestas, si nos fijamos en las obras que de Maria empezará a hacer en grandes espacios naturales, una de las más famosas es el Lightninig Field (Campo de relámpagos), que consiste en 400 postes de acero de 6 metros de altura, colocados en una zona desértica de Nuevo México conocida por la cantidad de rayos que caen durante los periodos de tormentas y que son atraídos por los postes al modo de un pararrayos.

En el mismo año 1977, construye el Vertical Earth Kilometer, en lo que es una concepción monumental de su trabajo en plena naturaleza, obras que luego llegan a las galerías o museos por medio de grabaciones, fotografías o planos. Intervenciones en lugares elegidos cuidadosamente y que dan a la obra de arte un contenido metafísico, algo que está fuera de la escala humana. El artista interviene y modifica el entorno por medio de la acción y el pensamiento.

Obras que invitan a disfrutar del paisaje, a contemplarlas con calma, sin prisas, poniendo al arte al mismo nivel que la vida, porque la vida sin naturaleza no se entiende, y ¿sin arte?

8 comentarios:

  1. maravilloso post

    personalmente creo que es uno de los artistas más valiosos del siglo XX

    abrazos

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  2. Coincido plenamente con la valoración que haces de De Maria.

    Un abrazo!!

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  3. Te has superado con esta entrada Alfredo, es magnífica: los textos, las fotografías, todo. Walter de Maria fue grande con el minimalismo, mas aun con el land art. Muchos de esa generación demostraron su valía en ambos campos. Como tu dices, la vida sin naturaleza y arte es algo incomprensible, tal no merezca ni la pena. felicidades.

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  4. Muchas gracias. Efectivamente, fue grande y parte de una generación fundamental para la historia del arte, y claro que la vida sin arte, de hecho creo que sin cultura en todo el sentido amplio, se queda en existencia diría yo, porque a vida no llega.

    Saludos!!

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  5. Muy interesante . Como siempre.
    Un saludo.

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  6. Gracias. Un gran artista.

    Saludos!!

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  7. Brillante, la obra del artista, y tu presentación.
    un abrazo. (en el blog del SUR hay estrellas por si las querés ver)

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  8. Me paso ipso facto a ver las estrellas.

    Un beso!!

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