De la orfebrería a la escultura en vidrio. Ese sería grosso modo la evolución artística de Águeda Dicancro. Entrando en más detalles, su primera formación fue como ceramista en la Escuela de Artes Aplicadas de la Universidad del Trabajo de Uruguay, para luego entrar en el taller del escultor Eduardo Yepes, que dejaría para disfrutar de una beca que la llevó a México, donde adquirió formación en diseño industrial, teoría del color y esmalte sobre metales.
El regreso a su país originario, la conduce al terreno de la orfebrería, hasta que de la mano de María Luisa Torrens, hace una visita a los Estados Unidos y a su regreso se dio cuenta que “ese potencial que yo tenía debía volcarlo en algo que estuviera más cerca de la vida de la gente y no en algo ornamental. Y así empecé con el vidrio, quería ponerle a las joyas algo transparente, que se trasluciera la piel en vez de poner piedras semipreciosas. En 1971 hice mi primera exposición fuerte en Amigos del Arte, puse vidrios en cajas, algo muy barroco que fui depurando a través del tiempo” como explica la propia Dicancro en una entrevista con Elena Fonseca.
Ahí está el punto de arranque de la escultura en vidrio de esta artista con la que cierro, al menos de momento, la serie de artículos dedicados a mujeres artistas uruguayas. Un trabajo el de Dicancro que refleja posibilidades insólitas del vidrio, un material frágil que se vuelve dúctil al contacto con el calor intenso, y es entonces cuando pierde su rigidez para lograr una capacidad de adaptación sorprendente.
Material que su capacidad de reflejo hace que el propio espacio en el que se inserta, al reflejarlo, se convierta en una parte fundamental de la obra, lo mismo que el espectador que, por un momento, se siente como si fuera absorbido por el material, en una suerte de simbiosis que adquiere personalidad matérica.
Material que de su mano se transmuta en árboles, en sillas, y un sinfín de objetos transparentes o traslúcidos, de múltiples colores que pueden combinarse con hierro, con luces, para crear atmósferas por las que transitar, por las que sentir que podemos acercar la mano y tocar ese universo, acción que un pudor ancestral nos impide llegar a culminar.
De esa forma llega a realizar instalaciones de contenido alegórico pero, al mismo tiempo, pegadas a la realidad histórica que la rodea. Así, cuando el país recupere la democracia en el año 1985, llevará a cabo su Tendedero de ropa, una obra en la que con planchas de vidrio blanco simuló las sábanas que colgamos a secar, simbolizando la alegría del pueblo uruguayo por el final de la dictadura militar, al mismo tiempo que se planteaba elevar a la categoría de arte un hecho tan cotidiano como es de colgar la ropa en los tendederos. Y es que Dicancro defiende que “el arte se encuentra en las cosas de todos los días que van cambiando, que se van integrando; por suerte”, vuelve a decir en la entrevista citada más arriba.
Una de las obras más comentadas de esta escultora, es la llamada Arborescencias. En ella crea un bosque del que Nelson Di Maggio, en su artículo La sugestión del vidrio de Águeda Dicancro, dice: “(…)inventa su propio espacio, captura las cambiantes imágenes reflejadas en el vidrio metalizado, descubre las huellas fragmentarias de torsos masculinos y femeninos, señales simbólicas de espirales, crucetas, surcos, separaciones, aproximaciones, protuberancias, sesgadas alusiones a la condición humana, a la precariedad y la voluntad de un eterno retorno. Hay una potenciación de estructuras cíclicas de ascenso y descenso, de solidez y fragilidad, de liso y rugoso, de centrípeto y centrífugo, de unidad y fragmentación, como un monumental puzzle a recomponer (…)”
Dejo que las propias palabras de Dicancro pongan punto final a este artículo: “En mis obras siempre recurro a símbolos que tienen que ver con el mundo que construyo y con el trabajo que realizo para cada una de las piezas. Por ejemplo, las espirales para mí son un símbolo de vida y las utilizo como parte de lo que quiero transmitir.”
personalmente
ResponderEliminarla última es la que más me gusta
es muy bueno este blogg
un saludo
Es la que tiene unas mayores diferencias artísticas de las cuatro que he elegido, pero todas tienen algo.
ResponderEliminarSaludos!!
Como todo, hasta este ciclo, tiene un final. Un final triunfal, como se merece lo que has dedicado a estas cuatro maravillosas represantes de las artes plásticas de Uruguay. Tu tarea no ha sido menor, en cuanto a búsqueda y desarrollo del tema. Solo te falta un eslabón, pero para ese vas a tener que esperar un tiempito más, porque recién comencé con mis clases de pintura. Algo te haré llegar, solo a los efectos de que vayas palpando la evolución de la que suscribe, jajaja, que en realidad tiene más sentido del humor que arte.... Un fuerte abrazo uruguayo, a un asturiano que
ResponderEliminarha sabido captar como un buen somelier, la esencia y el sabor de lo que somos.
Digamos que más que un final es una pausa, dejémoslo en que es un hasta luego porque en cualquier momento me vuelvo a asomar por allá. Me alegro que te hayan gustado los artículos, y sólo espero haber sabido tratar con justicia a estas cuatro mujeres.
ResponderEliminarÁnimo para tus clases de pintura, un arte para el que me reconozco absolutamente negado, como para casi cualquier trabajo manual. Quedo a la espera de tus resultados que seguro que serán estupendos.
Abrazos!!
¡Hola!Me encanta la idea que has
ResponderEliminartenido...Un precioso recorrido
siguiendo la trayectoria de algunas
artistas de Uruguay.
Me llevaría a casa la niña de
Petrona Viera, como también la
escultura de Águeda Dicancro...que
me parece que se llama"Arborescencias".
Son muy buenos los post y nuevos
artistas para mí.
Un abrazo.
Fascinante también Águeda Diancro y su manera tan original de crear arte con los elemntos.
ResponderEliminarMe ha encantado las posibilidades que encontró en el vidreo, un material que en sus manos doblega a su antojo.
Una artista muy especial y creativa.
Me ha gustado mucho el paseo por estas artistas uruguayas, cada una muy diferente de la otra.
Un exquisito trabajo querido Alfredo.
Con este me he hecho un autorecordatorio de que hay que dejar de lado nuestra mirada eurocéntrica y echar la vista también a otros espacios en los que también hay artistas interesantes.
ResponderEliminarGracias por el seguimiento que has hecho.
Un abrazo!!
CALAMANDA: He disfrutado y aprendido mucho con esta serie de artículos y coincido contigo en el gusto por la obra Arborescencias, que tiene una pinta fantástica y es una pena no poder verla en vivo.
ResponderEliminarBesos!!
Hola, me gustaria contactar a la artista Agueda Dicancro. me podrian suministrar su correo electronico? gracias
ResponderEliminarLamento no poder ayudarte, ya que no dispongo de esa información.
ResponderEliminarUn saludo.
Tive a grata felicidade de conhecer o
ResponderEliminartrabalho de Agueda Dicancro em várias
oportunidades, aqui , em Porto Alegre
e , principalmente, nas minhas visitas a Montevideo.
Considero-a uma das melhores escultoras de Arte em Vidro .