En plena crisis de los años 30 es cuando Levitt empieza su trabajo como fotógrafa, después de unos inicios autodidactas que tuvieron su punto de arranque mientras trabajaba de ayudante para un fotógrafo comercial. Las calles de su barrio, de Harlem, el Lower East Side, fueron los escenarios fundamentales de un trabajo que tiene en su centro a sus habitantes, a personajes de todo tipo entre los que destacan los niños.
Las fotografías de Helen Levitt destacan por su espontaneidad, por una mirada en la que si bien es posible detectar, en algunos momentos al menos, un aire surrealista o del cine de Cocteau, limpia, directa, que no se interpone entre la escena y el espectador, con unas imágenes en las que también tiene cabida el sentido del humor, ese que logra sacar una sonrisa al que está mirando sus fotos.
Obra que también tiene su parte poética, una parte de exaltación de la inocencia de la niñez, con unos niños que juegan, que dejan sus blancos dibujos sobre el negro del asfalto, que se encaraman en sitios inverosímiles ajenos a cualquier peligro para su integridad física, y nosotros también tenemos esa sensación, sabemos, de una forma irracional, que no les va a pasar nada. Son niños, juegan y se ríen.
Todo el paisaje humano de las calles de Nueva York tiene cabida en las fotografías de Levitt: amas de casa que charlan despreocupadamente a la puerta de sus casas o en plena calle, jóvenes de arrogancia trajeada, transeúntes, gente que pasea a sus mascotas… Con ello consigue hacernos llegar el abigarrado crisol humano que se da cita en las calles, en una labor de documentalista, de notario de la vida en los barrios. Son pequeños gestos anecdóticos, esos que salen sin pensar en ellos, y que por ello están cargados de verdad, de emoción, de intensidad, de vida en última instancia.
Son fotografías cargadas de lirismo, en las que la cámara está puesta al servicio de contar historias cotidianas, sin adornos y sin quitar nada. Todo está claro, todo es simple, sencillo, sin arrogancia de ninguna clase, no busca la provocación, lo que no quiere decir que sus obras carezcan de vigor.
En los años 40 entrará en contacto con el cine al colaborar en los documentales titulados In the street y The quiet one, de Janice Loeb y James Agee, dos trabajos que se consideran los precedentes del cine independiente norteamericano.
De ella se llegó a decir que era la fotógrafa más celebrada y la menos conocida de su época, a pesar de que el propio Edward Steichen comisarió su primera exposición en solitario en el MOMA titulada Helen Levitt: Fotografías de niños. A finales de los años 50, Levitt recibirá una beca de la Fundación Guggenheim, para poder adentrarse en los secretos de la fotografía en color. Gran parte de la obra que hizo con esa técnica le fue robada en 1970 de su apartamento, aunque cuatro años después, el MOMA organizó una proyección de sus fotos en color titulada Diapositiva Show.
Me ha encantado, no conocía nada su excelente trabajo..gestos que llevan vidas..muy bonito post!!!
ResponderEliminarMe lo quedo!!, para releerlo de vez en cuando..
Besiños!!!!
yo vi algunas de sus fotografias en la esposicion hace poco en madrid. Y me gusta ese toque de humor que tienen sin querer sus fotos. Una maravilla de fotgrafias.
ResponderEliminarCARMENSABES: Son fragmentos de vidas ajenas congelados en soporte fotográfico con un resultado muy interesante, y cada foto ofrece múltiples lecturas y sugieren infinidad de historias.
ResponderEliminarBesinos!!
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SAHIRA: Yo nunca he tenido oportunidad de ver su obra en vivo, y es verdad que sus fotos tienen un profundo sentido del humor, y es inevitable sonreír ante alguna de ellas.
Abrazotes!!
Me ha encantado descubrir y disfrutar a esta magnífica mujer.
ResponderEliminarMe resultó una magnífica cómplice del detalle que invita a más.
La primera foto me ha envuelto en ese mundo y de ahí en adelante me fue surgiendo la sonrisilla.
Besos!
la de los autos (me gustó sus colores) y la de la señora en la cabina telefónica, mis elegidas.
ResponderEliminarMe gustó lo de notaria de la vida, es que lo que hacen los notarios es documentar la vida...a veces de una manera más formal.
La ubico en su tiempo, y lo cotidiano quizá fuere una revolución en cuanto al tema para un fotografía. En fin, que esta fotógrafa, nos permite pasear con comidad e informalidad en la vida cotidiana de una barrio en un tiempo pretérito como si fuera hoy.(siempre que veo fotos de antes, pienso en qué habrá sido de esa gente.... bueno, pero no hace a la cuestión, jajaja)
besos.
Me encanta ese tipo de fotografía, hoy es difícil por aquello de preservar la imagen, yo sólo hago retratos a la familia, el paisaje no te pide autorización ;-)
ResponderEliminarEs preciosa la foto en B%N, a pesar de que me gustan los colores, el B%N es otra forma de ver.
Abrazos fotográficos.
SO: Es como si se abriera una ventana a otras realidades y nos invita a asomarnos a ella, y con la sonrisa en la comisura de los labios.
ResponderEliminarAbrazos!!
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CASANDRA: La señora en la cabina telefónica es una foto tremenda. Documentó años muy complicados pero siempre con enorme cariño. Es cierto que es inevitable fantasear sobre las vidas de las personas que salen en las fotos.
Besotes!!
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FUGA: Salir a la calle y disparar la cámara no es tan complicado, sólo hay que tener cuidado con las imágenes de los niños. Los paisajes también nos cuentan historias, sobre todo los urbanos, las ruinas industriales... y el b/n da a las fotos una atmósfera muy especial. Tiene algo mágico.
Besos con zoom!!
¡Excelente blog! ...y bien documentado. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias Pilar. Ya sabes aquí abierto las 24.
ResponderEliminarUn saludo!!
¡Hola! Estoy por aquí estimado
ResponderEliminaramigo y no me he perdido, no he
tenido tiempo en estos últimos días
de hacer nada.Lo nuevo va sobre Turner y todavía no está terminado.
Tengo que ver todo esto con tranquilidad...todavía no he leído
nada...has elegido las fotos con
mucho gusto,ya sabes que me encanta
la fotografía...
Me tienes que decir que opinas de
Leopoldo María Panero ¿te gusta?...
Un fuerte abrazo.
CALAMANDA
Hola. Me encanta Turner así que leeré tu artículo con mucho interés. Hace años tuve la oportunidad de ver una exposición de acuarelas suyas en Madrid. Fue una gran experiencia.
ResponderEliminarEs curioso que me preguntes por Leopoldo María Panero, porque precisamente para la semana próxima tenía la intención de hacer una entrada con algunos poemas de su libro Teoría del miedo. Es un poeta de mucha fuerza, poco o nada complaciente y con una obra de fuerte impacto. Sí, me gusta, y ya he colgado alguna cosa suya dentro del apartado de poesía.
Buen finde!!