“Vosotros nos alimentáis. Vosotros nos laváis. Vosotros nos vestís. Vosotros nos cantáis. Vosotros nos miráis cuando dormimos. Vosotros nos hacéis promesas que pensáis que no recordaremos. Vosotros nos contáis historias con finales felices, historias con finales infelices e historias con finales inacabados. Vosotros nos explicáis es qué consiste el amor, cuáles son las causas de la enfermedad y las que provocan la guerra. Vosotros nos susurráis pensando que nos enteramos. Vosotros nos explicáis que la noche sigue al día”
Una obra de niños para adultos. Cuando entramos en la caja escénica del teatro nos recibe la algarabía grabada de niños que están en el recreo del colegio, mientras nos vamos acomodando en las gradas de un polideportivo de un centro escolar cualquiera. Un rato después, aparecen 16 niños con edades entre los 8 y los 14 años, que llegan en fila, disciplinados, hasta que forman una línea que se enfrenta a las butacas de los espectadores.
Entonces se convierten en un coro, para ir desgranando frases que nos ponen de manifiesto, con un sentido del humor que esconde un mensaje muy serio, cómo los adultos vamos modelando la personalidad de los niños y cómo ellos van construyendo su propia identidad a partir de los mensajes que les vamos enviando, de las prohibiciones que vamos construyendo, de los cuentos que les vamos contando, de las cosas que callamos, las que les ocultamos, las que les preguntamos…
Todo eso y también las contradicciones, porque hay muchas cosas que consideramos malas en un niño pero que no lo parecen tanto para los adultos. Así, les mentimos, les insultamos (pegas al balón como si fueras una nena, no sirves para nada, no dices más que tonterías…), ofendemos sus sentimientos con una facilidad pasmosa, para luego pavonearnos ante los demás de lo obediente, simpático, guapo o inteligente que es nuestro niño, o comprarle el último cacharrito de ultimísima tecnología como única forma que se nos ocurre de arreglar el desatino anterior.
Un conocido con el que coincidí en el espectáculo me decía al final de la obra que aunque le había gustado, le había parecido que los niños estaban sirviendo de monitos de un adulto (el director) y para el entretenimiento de otros adultos. Eso me hizo pensar en si no los estaremos utilizando en demasiadas ocasiones precisamente para eso: les hacemos cantar o bailar para los amigos o en platós de televisión, se les pide que hagan gracias a los amigos, que les enseñen lo que saben, y un montón más de cosas que ni siquiera nos paramos a pensar si son del agrado o interés del niño.
Un espectáculo más que interesante sobre un mundo al que no siempre prestamos la atención en profundidad que merece.
Pues lleva mucha razón tu amigo ya que los niños los utilizan los adultos como auténticas cobayas para volver a experimentar sensaciones olvidadas. Aunque también hay que decir sin tapujos ni timideces que algunos niños son unas malvadas fieras salidas de una pelicula con demasiada acción. Me hace gracia cuando los padres les preguntas por su recién nacido NINGUNO es capaz de decirme que su hijo come muy mal, que se despierta demasiadas veces, que hace caca con demasiada insistencia...Siempre me contestan toodo lo contrario y yo, a solas, me río mucho. Soy así.
ResponderEliminarTe mandamos besos felices.
Hay padres que quieren vivir sus vidas a través de sus hijos, y que éstos hagan cosas que, por lo que sea, no pudieron hacer, pero rara vez se les pregunta qué es lo que les gusta de verdad.
ResponderEliminarBesos!!
El espectáculo resulta por tu comentario y por el tema en cuestión de un enerome interés. Tan enorme como las consecuencias que se sufren y sufrimos, por las marcas de infancia (que siempre las habrá, pero algunas son de un tenor traumático, que así son las consecuencias!!) Lo de tu amigo, tiene cierta verdad, pero el otro camino es que actuaran adultos representando niños, porque es cierto que esos niños que actuan también son tan chicos aun, como para que no les "afecte" por todo lo que pasan a través de la representación teatral(ni pensar en niños más pequeños que actuan en papeles mucho más fuerte en cine). Como padres siempre les trasmitimos nuestra carga, ya eso es suficiente como para que además le pidamos que vivan por nosotros!!! un beso.
ResponderEliminarMe decía una amiga, y con razón, que haría falta saber cómo se gestó este espectáculo, es decir, si para escribir el texto se tomaron en cuenta lo que sienten y piensan los niños, o si fue escrito por un adulto poniéndose en su piel. Es cierto, que es un espectáculo que hace pensar en cómo los adultos tratamos a esos locos bajitos.
ResponderEliminarAbrazos!!