La compañía japonesa Sankai Juku (Taller de a montaña y el mar) que dirige Ushio Amagatsu, trajo a Gijón el pasado día 3, el que fue su primer montaje estrenado en el año 1978, titulado Kinkan shonen. Un espectáculo que toma como base la danza contemporánea japonesa, el butoh, una forma nacida del dolor que dejó en el pueblo nipón las consecuencias de las explosiones de las dos bombas atómicas que asolaron el país en 1945.
De ese dolor, del silencio que se extendió después de las bombas, del sentimiento de rabia contenida, de esa tristeza que inundó el alma del Japón, nació el butoh, y eso fue lo que vimos los espectadores que casi llenamos el patio de butacas del teatro de la Universidad Laboral. Amagatsu, que forma parte de la segunda generación de maestros del butoh, trajo este espectáculo a Europa en 1978 y ahí empezará una relación con nuestro continente iniciando un movimiento de flujo y reflujo entre los dos continentes. De hecho, Amagatsu prepara sus espectáculos en Japón pero siempre los estrena en París.
Kinkan shonen es un montaje que nos habla del nacimiento, de la vida y del fin inexorable que es la muerte, temas recurrentes en la producción de un coreógrafo que siempre trabaja con bailarines masculinos, para lo que utiliza todo tipo de músicas al servicio de una expresividad corporal extraordinaria, que coloca a los cuerpos en toda suerte de posiciones, pero todas ellas de un caudal de belleza ciertamente estremecedor, a veces incluso despojadas de todo apoyo musical, para que con sus cuerpos dibujen sobre el espacio y floten sobre ese silencio que nos hace a los espectadores más conscientes del sentimiento que se esconde detrás de cada uno de los movimientos que sirven de vehículo para sacar al exterior el mundo interior de los bailarines.
Eso también genera una historia imposible de seguir de una forma racional, ya que carecemos de los elementos de conocimiento suficientes para adentrarnos en el universo personal de Amagatsu, pero que, por otro lado, da una enorme libertad al espectador para sentir la obra, para olvidarse de buscar argumento y entrar de lleno en el terreno del goce estético y, por qué no, que cada uno vuelque su imaginario personal sobre lo que está viendo, de tal forma que halla tantas interpretaciones posibles como espectadores. No hay mensajes unívocos, sino que nos invita a construir nuestro propio universo.
(En los dos enlaces podéis encontrar otro par de vídeos del espectáculo)
(En los dos enlaces podéis encontrar otro par de vídeos del espectáculo)
Parece fantástico...invitarnos a crear nuestro propio universo...como siempre, tus propuestas son magníficas...
ResponderEliminarBesiños
Que bien te lo pasas chaval!!!!, no pierdes feria eh???, haces bien, a vivir que son 2 días.
ResponderEliminarConfieso un gran desconocimiento sobre la cultura nipona, gracias por acercarme un poco de ella.
Las bombas atómicas... :-(, que horror.
Abrazo puentero.
CARMENSABES: La verdad es que fue uno de esos espectáculos que se ven en muy contadas ocasiones, y después de los cuales muchas cosas ya no vuelven a ser las mismas.
ResponderEliminarBesos!!
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FUGA: Es que esta era una oportunidad absolutamente única y no me la podía perder. Yo tampoco soy un conocedor del complejo mundo oriental, aunque sí tenía alguna noción del butoh. Una gozada.
Abrazos!!
Aunque no he tenido el gusto de ver a esta compañía japonesa pues después de ver el vídeo me ha parecido digna de aplauso y por supuesto todo un acierto de escenografía.
ResponderEliminarTe mandamos besos multicolores!!!
MILAGROS: Pues si un día tienes la oportunidad no la dejes pasar porque merece la pena. Es una pasada total.
ResponderEliminarBesos!!
Es como tu bien dices, ver y observas y aunque no entiendas algunos pasajes, te deja pensar e imaginar de echo al ver el vídeo no son escenas estresantes a unque quierar trasmitie el horror que han padecido.
ResponderEliminarUn abrazo y te deseo que pases unas felices fiestas de Navidad en compañia de tus seres queridos.
Hasta pronto.
GATA: La representación sí tiene momentos que son profundamente desasosegantes, con otros más líricos, digamos para entendernos, para dar forma a un conjunto impresionante.
ResponderEliminarFelices fiestas para tí y los tuyos.
Besos!!
Hola Alfredo,
ResponderEliminarYa hemos publicado lo de Homines, he tenido un problema con mi ordenador y no encuentro tu mail. Escríbeme cuando puedas.
Un saludo,
Marc
Las manos doloridas de tanto aplaudir. No tenemos costumbre por estos mundos de ver este tipo de espectáculos tan "al estilo oriental", tan estudiados, tan controlados los movimientos, esa danza butoh... que dominio... fiuuuuuuuuu que regalo para los sentidos. Sales con la impresión de que eres una "incontrolada".
ResponderEliminarIr a ver un espectáculo de este tipo es como cuando vas a ver una película de Kim Ki Duk, hay que saber a qué se va.
LEONOR: Los aficionados a dejarnos sorprender tenemos en la Laboral un pequeño paraíso, y este espectáculo fue fantástico. Coincido contigo en que para ir a ver cosas como estas o sabes a lo que vas, o te sientas y dejas llevar, vamos dejas los prejuicios de lado y abres la mente. En fin, un espectáculo abrumador.
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