“Tenéis que pensar dos veces sobre todo lo que digo, da igual lo que diga, en serio o en broma. Es una provocación”
El sentido de la obra de Sarah Lucas no puede ser otro que el de la provocación, como buena representante de ese grupo que se ha bautizado (algunos dicen que más por razones de mercado que de otra cosa) como Jóvenes Artistas Británicos, en el que también se incluye gente como Damien Hirst o Tracey Emin, por citar tan sólo dos.
Lo que se manifiesta claramente en todas las obras de Lucas, es un ingenio agudísimo puesto al servicio de la crítica, en muchos casos de trazo grueso. “En muchos de sus trabajos, muestra la mirada masculina escudriñando a la mujer que desea o a la mujer como objeto de deseo y, en este proceso, exagera hasta tal punto el machismo que se desenmascara en la mirada, que la propia artista parece disfrutar claramente del juego entre la mirada y el objeto llamativo de la mirada”, ha escrito Raimar Stange en el apartado que se dedica a esta artista en el libro Mujeres artistas de los siglos XX y XXI.
En su obra se pueden rastrear influencias que la relacionan con Bruce Nauman o con Marcel Duchamp, con el uso de elementos de fuerte contenido satírico, con otros más vinculados a lo conceptual, e incluso con asociaciones insólitas de objetos, que pueden ser naturales, más propias del surrealismo. Todo ello para conseguir unas obras que nos dejan perplejos, que chocan contra nuestra mirada que tiene que volverse escrutadora para encontrar ese pequeño hilo que nos permita construir nuestra propia interpretación de la obra.
Sarah Lucas se incluirá a sí misma en muchas de sus obras, fotografiándose en poses que se consideran propias de lo masculino: sentada con las piernas abiertas, vestida con chaqueta de cuero y gafas de sol… En otras ocasiones recurre a composiciones que remiten a las naturalezas muertas, pero en las que los elementos vegetales (pepinos, melones…) adquieren una connotación equívoca relacionada con el sexo o, sería mejor decir, con el sexismo y su denuncia. Así, por ejemplo, su obra Au natural (Al natural) de 1994, está formada por un colchón colocado en el suelo, en el que lo masculino está representado por dos naranjas situadas a ambos lados de un pepino, mientras que lo femenino lo representan dos melones y un cubo metálico abollado. Otra de sus obras más conocida es Chicken knickers (2000), una fotografía en la que se puede ver un cuerpo masculino entre las rodillas y la parte superior del ombligo, que porta unos calzoncillos blancos sobre los que aparece un pollo pelado, como si estuviera listo para ser asado.
La primera exposición importante que hizo Lucas, fue en el año 1991, cuando presentó una serie de collages en los que utilizó portadas de periódicos británicos, para conformar una serie de piezas en los que confluían el sexo, la deformidad, lo violento y el sensacionalismo (característica básica de la llamada “prensa amarilla” británica)
“Las farsas y tragicomedias presentadas por Sarah Lucas convencen mediante su lenguaje insistente, preciso y seguro. Pero también consigue irritar en la misma medida con su repetido y exagerado reciclaje de tópicos que, como reza el dicho norteamericano, combaten al enemigo cantando sus propias canciones. En esto, Lucas no necesita poner delante su propio placer e incluso admite una ambigüedad contradictoria, lo que hace su estrategia estética todavía más convincente” (Raimar Stange)
Sabes que hay originalidad de alma!!
ResponderEliminarTe pones a mirar y pensar y todo es correcto dentro de un compás...
pero hay que hacerlo y exponerlo, lo más difícil.
Hoy te envió un abrazo desde Canarias y un beso amigo.
No me gusta, así de simple.
ResponderEliminarSaludos perplejos.
GATA: Gracias por seguir visitándome a pesar de la distancia. Espero que te lo estés pasando genial. Creativa y polémica es esta artista británica.
ResponderEliminarBesos desde este norte que ya huele a otoño!!
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FUGA: Lo tuyo si que es contundencia y lo demás cuentos. Te agradezco la sinceridad.
Abrazos!!
Hola..."Te agradezco la sinceridad."Es la palabra que mejor me define ;-), para bien o para mal, a éstas alturas...ya no cambio, que cambie el mundo!!!!!!
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Venía a responderte, nada de tristezas peeero reconoce que tristeza y belleza va de la mano, ( poemas, canciones, películas...).
El otoño es la más bella estación, aquí disfrutamos de una belleza impresionante, pasé la tarde trasteando foros del otoño pasado y son preciosasssss, alguna subiré.
Más saludos de colores ocres ;-)
Por supuesto, y no es la primera que califico a una película o una novela, o cualquier otra cosa, como hermosa como solo pueden serlo las historias tristes. Así que en ese punto estamos totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarProblablemente ahí esté la magia del otoño y del invierno, en que todo se vuelve menos exhuberante, la vida se aletarga, se caen las hojas. Eso también le hace espeiales. Tiene que ser extraño vivir en esos lugares en los que no hay estaciones.
Un beso con "arrezendor" a otoño!!
Alfredo,
ResponderEliminarNormalmente me inclino siempre por aquellas obras que son un tanto transgresoras como es el caso de Sarah Lucas.
Me sugieren sus obras una especie de performance visual, en la que el impacto es la característica principal de su obra.
Desconocía a esta artista.
Gracias por traerla.
Un abrazo,
Estel J.
Yo también voy en esa línea de preferir a aquellos que se salen de las vías convencionales, bien por los temas o por la técnica o vehículo que utilizan para expresarse. Y en Gran Bretaña hay unos cuantos de esos, por eso mi meca la tengo puesta en la Tate Modern que todavía no conozco.
ResponderEliminarBesos!!
que dice la notita del colchon de la obra "al natural"?? me intriga.. jajaj
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