El director nos lleva hasta un barrio obrero de una ciudad británica cualquiera del año 1983, con el gobierno de Margaret Thatcher en todo su esplendor y en plena guerra de Las Malvinas. Años de crisis, de políticas neoliberales que los trabajadores notaron duramente en su piel, de falta de identidad y también de un sentimiento de desesperanza entre unos jóvenes que ven como la vida les pasa por delante sin hacer nada, que pasean sus maltrechas humanidades por unas calles igual de desoladas.
El protagonista es un niño de 12 años, Shaun (Thomas Turgoose [la película está dedicada a su madres que murió en 2005]), que tiene problemas en el colegio y con su padre muerto en un conflicto tan absurdo como fue el de Las Malvinas. Es un niño solitario que acaba siendo adoptado por un grupo de cabezas rapadas formado por unos jóvenes, chicos y chicas, que, como él, lo único que buscan es un grupo en el que sentirse arropados, reconocidos, de tal forma que lo mismo podrían ser skins, que heavys, que cualquier otra cosa.
“Yo pensaba que lo más emocionante en la vida era ese tipo de masculinidad dura en los hombres. Yo quería ser como Jimmy Boyle, o John McVicar, o Kray. De la misma manera en que los niños de ahora quieren ser Beckham, yo adoraba a Jimmy Boyle. Yo quería ver a hombres peleando, y recuerdo que una vez casi provoqué un acto de violencia, y eso se convirtió en algo con lo que me empezó a resultar difícil vivir.” Así explica el director su propio pasado como skin, también a los 12 años, mundo que abandonó para dedicarse al cine.
Shaun por fin encuentra su lugar en el mundo, hasta que aparece Combo, otro skin que sale de la cárcel lleno de ideas racistas y ultranacionalistas que terminarán por trastocar el universo del grupo que lidera Woody, hasta producir una escisión de consecuencias trágicas. Con ello el director evoca la ruptura que sufrió por esos años el movimiento skin en la Gran Bretaña, quedando por un lado los racistas y agresivos, y los pacifistas por otro. Combo representa a los primeros y Woody a los segundos.
Los diálogos de la película son paupérrimos intencionadamente, ya que no hacen otra cosa que reflejar casi de forma hiperreal, la forma de hablar de unos jóvenes a los que les cuesta pronunciar alguna palabra que no sea un taco, y que tienen dificultades para relacionarse con normalidad con los demás, en un ambiente sórdido en el que parece imposible encontrar un rastro de esperanza, algo que subraya con gran precisión el piano maravilloso del autor de la música, el italiano Ludovico Einaudi que hace un trabajo fantástico especialmente en la escena más violenta de la película.
Sin contener escenas de violencia desmedida, salvo la que marca el final de la película, es una película muy dura desde un punto de vista social. Personajes de familias ausentes, rotas por una guerra a miles de kilómetros de casa, acompañados permanentemente por la alargada y pesada sombra de la soledad, de la falta de afecto, de adolescentes que huyen de sí mismos para no encontrar nada. En ese contexto Shaun descubrirá toda la dureza de la vida de golpe y eso le colocará en un punto en el que las grandes palabras perderán totalmente su sentido, porque lo realmente importante somos las personas, los afectos y no esos conceptos que te colocan al borde de un abismo que no tiene fondo.
Realmente ves la peli y dices:Si, es Inglaterra. Es el sur de Londres o la zona obrera de Manchester.
ResponderEliminarLo calca.
Saludos
Los escenarios que presenta la película y la historia que nos cuenta, si algo parecen es totalmente reales. Buena película.
ResponderEliminarUn saludo!
No se por qué, pero lo que dices me hace acordarme (aunque no tenga nada que ver) de Billy Elliott. Mira que tontería, porque probablemte haya muchas otras pelis con mayor similitud. Como dices todo el cine social de Ken Loach. pero así son las cosas.
ResponderEliminarSaludos
No conocía esta película, pero ahora que he leído tu entrada pues ya se me ha despertado el gusanillo de la curiosidad :D
ResponderEliminarGracias por la recomendación.
Besos multicolores!!
Hola.
ResponderEliminarLa etapa de "la dama de hierro" en el Reino Unido" da para una infinidad de excelentes historias.
La marginación de las clases obreras siempre queda muy bien retratada en el cine británico.
Un saludo.
Te invitamos a conocer el fracaso literario menos resonante de todos los tiempos: FERRANTE KRAMER, EL PERUANO DORADO. Un loser total!!. Estamos en http://ferrantekramer.blogspot.com/. Esperamos hacerte reír un buen rato.
ResponderEliminarPatricio
MILA: Una película que merece la pena ver, por el retrato social crudo pero sin revolcarse en lo macabro, y que me dicen que retrata fielmente una realidad existente. Cuando la veas ya me dirás tus impresiones.
ResponderEliminarUn abrazo!
***********************
HARRY-O: Los 80 fueron duros en muchos sitios, y en España más porque había que recuperar mucho tiempo de atraso. La Thatcher fue el azote de los trabajadores británicos y la que dejó a los sindicatos tocados de muerte, sobre todo a los mineros.
Saludos!
************************
PERUANO DORADO: Gracias por la invitación que acepto con gusto, y en cuento pueda me paso a verte.
Bienvenido. Un saludo!
NATALIA: Billy Elliot es una película que todavía no he visto, así que ahí no te puedo decir nada. Podría tener algo que ver con Sweet Sixteen de Ken Loach, más porque el protagonista es un adolescente de suburbio obrero que por la historia que tiene ramificaciones diferentes.
ResponderEliminarUn saludo!
Supongo que aqui, cabe la libertad de expresión...y la verdad, esa pelicula es abominable.personajes penosos,guión patético, pedofilia incluida,palabras soeces y malsonantes, escenas totalmente escatologicas, irrealidad cuando no media verdad...Que un pais como Inglaterra permita este escupitajo en su cara, sólo es comprensible desde la ótica de apoyo al arte degenerado, bizarro y totalmente trastocado.La única que se salva ahi, de entre la enfermiza lista de protagonistas, es Rosamund Hanson, La única que ha progresado en papeles más serios y comprometidos.
ResponderEliminar