miércoles, 30 de enero de 2008

Cultura y simulacro (Jean Baudrillard, 1978. Editorial Kairós, 2005)

El pasado año 2007, moría a los 77 años el filósofo francés Jean Baudrillard (Reims, 1929 – París, 2007), uno de esos pensadores de enorme potencia con enorme capacidad para que sus opiniones levantaran polvaredas de polémica entre sus defensores y detractores. El arte, la sociedad, la cultura, la política, son algunos de los temas que trata en sus obras, y también los que se recogen en Cultura y simulacro, libro en el que se reúnen algunos de sus ensayos como son: A la sombra de las mayorías silenciosas, El efecto Beaubourg, La Precesión de los simulacros y El fin de lo social.

Disneylandia es presentada como imaginaria con la finalidad de hacer creer que el resto es real, mientras que cuanto la rodea, Los Ángeles, América entera, no es ya real, sino perteneciente al orden de lo hiperreal y de la simulación. No se trata de una interpretación falsa de la realidad (la ideología), sino de ocultar que la realidad ya no es la realidad y, por tanto, de salvar el principio de realidad. (La precesión de los simulacros)


Para Baudrillard en el mundo que nos ha tocado vivir la realidad ha sido sustituida por una hiperrealidad, en la que la historia no existe ya que nos movemos en un simulacro de realidad, diríamos en una realidad virtual en la que los referentes reales no existen y sólo tenemos la ilusión de su existencia, y en ello el papel de los medios de comunicación es fundamental, por la contribución decisiva que tienen en esa sustitución de una realidad real por otra ilusoria.

Estamos en un mundo en el que la representación de la realidad ya ha superado al referente en el que estaba su razón de ser, sin que esa realidad virtual signifique artificialidad o imitación de la realidad, sino que es un simulacro, un nuevo mapa topográfico de ese entorno que nosotros percibimos falsamente como real, mientras el ruido continuo que se genera a nuestro alrededor desde distintos ámbitos (mediáticos, políticos, culturales…) es lo que nos impide darnos cuenta de esa situación para seguir inmersos en una realidad simulada.

Antaño, el rey debía morir (también el dios) y en ello residía su fuerza. En la actualidad, el líder se afana miserablemente en la comedia de su muerte a fin de preservar la gracia del poder. Sin embargo, esta gracia se ha perdido ya.
Buscar sangre fresca en la propia muerte, relanzar el ciclo a través del espejo de la crisis, de la negatividad y del antipoder, es la única solución-coartada de todo poder, de toda institución que intente romper el círculo vicioso de su irresponsabilidad y de su inexistencia fundamental, de su estar de vuelta y de su estar ya muerto.
(La precesión de los simulacros)

Ese pensamiento le llevó a negar que la primera guerra del Golfo no fue algo real para la gran mayoría de personas, ya que mientras los combates fueron reales para los que estuvieron involucrados de forma directa en ellos, para el resto, para los que la siguieron por televisión (se llegó a decir que fue la primera guerra transmitida en directo) lo que vivieron fue una simulación de esa realidad, una realidad virtual.

Ese silencio es insoportable. Es la incógnita de la ecuación política, la incógnita que anula todas las ecuaciones políticas. Todo el mundo le pregunta, pero jamás en tanto que silencio, siempre para hacerla hablar. Ahora bien, el poder de inercia de las masas es insondable: literalmente ningún sondeo lo hará aparecer, puesto que están ahí para borrarlo. Silencio que hace bascular a lo político y a lo social en la hiperrealidad que le conocemos. Pues si lo político busca captar las masas en una cámara de eco y de simulación social (los media, la información), son las masas en retorno las que se convierten en la cámara de eco y de simulación gigantesca de lo social. No hubo jamás manipulación. La partida se jugó por ambas partes, con las mismas armas, y nadie sabría decir quién ha ganado hoy en día: La simulación ejercida por el poder sobre las masas o la simulación inversa tendida por las masas al poder que se sume en ellas. (A la sombra de las mayorías silenciosas)

Hay que partir, pues, de este axioma: Beaubourg [se refiere al centro Charles Pompidou de París] es un monumento de disuasión cultural. Es un escenario museístico que sólo sirve para salvar la ficción humanista de la cultura, se lleva a cabo un verdadero asesinato de ésta, y a lo que en realidad son convidadas las masas es al cortejo fúnebre de la cultura.
Y las masas acuden. Es la suprema ironía del Beaubourg: las masas se vuelcan no porque les crezca la saliva ante una cultura que las viene frustrando siglo tras siglo, sino porque por primera vez tienen ocasión de participar multitudinariamente en el inmenso trabajo de enterrar una cultura que en el fondo siempre han detestado.
(El efecto Beaubourg)


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La muerte de un filósofo es, quiérase que no, la muerte de una idea. No porque no pueda perdurar su pensamiento a través de los libros o de la palabra de los otros, sino porque con él desaparece el valor moral de ese concepto, el testimonio de que es posible afirmarlo y defenderlo como forma de ser. Los familiares y los amigos llorarán al difunto con la lógica tristeza ante la pérdida humana. Al resto se nos debería encoger melancólicamente el corazón porque la muerte del filósofo supone que una de las puertas mejor guardadas de la fortaleza del saber ha quedado abierta y a merced del asalto de los bárbaros cuya atroz silueta se insinúa ya por el horizonte. (Josep M. Català, Universidad Autónoma de Barcelona)

13 comentarios:

  1. Hola.
    La existencia se ha convertido en un gran parque temático en el cual, además, debemos aguardar cola para subir a las atracciones.
    La vida necesita de voces críticas que nos hagan utilizar, de vez en cuando, el intelecto. Ha desaparecido una de ellas.
    Un saludo.

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  2. Anónimo6:44:00

    todo este rollo del pensamiento postmoderno es totalmente interesante...por un momento me acorde de la película Matrix.

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  3. HARRY-O: Viendo lo que se ve, a veces es complicado saber donde están los límites de la realidad, y son pensadores como Baudrillard los que ejercen esa labor imprescindible de hacernos pensar sobre las cosas que nos rodean, estemos o no de acuerdo con sus postulados.

    Saludos.
    ****************

    DADÁ:En un mundo que demasiadas veces se escapa al entendimiento por medio de la razón y la lógica, no es extraño tener la sensación de que lo que nos rodea parezca proceder de otra galaxia muy, muy lejana, o de alguna realidad paralela.

    Un saludo.

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  4. Anónimo23:37:00

    es el centro "George Pompidou", no "Charles Pompidou"

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  5. Pedro Che4:13:00

    ¿Cuánto de lo que vivimos es real? ¿Cuánto de nuestra cultura no es una imposición de una identidad? ¿Qué nos pertenece y qué nos es lícito hacer?
    La construcción del poder es un simulacro que debe mantenerse, para no demostrarnos que realmente somos libres y por esto ese simulacro es transmitido a nosotros como hiperrealidades.

    Nunca es demasiado tarde para despedirse.

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  6. Me parece a mí que vivimos en un mundo en el que los contornos son algo más que difusos, y en el que nos pasamos la vida rodeados de extraños, mientras tenemos una falsa sensación de libertad, atados a un sinfin de cosas, de obligaciones que no contribuyen a que nos sintamos más libres.

    Luego, claro, están las estructuras sociales, culturales, políticas en las que estamos inmersos que nos marcan pautas, esquemas a los que ajustarnos nos vengan bien o no.

    Por no hablar del simulacro de la democracia.

    Saludos y gracias por tu comentario.

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  7. COMPLEJO EL TEXTO
    PERO ME PARECE QUE NACIMOS PARA VIVIR EN UN SISTEMA QUE NOS VUELVE MALDITOS, YA QUE EL ANHELO DE LIBERTAD SE VUELVE IMPOSIBLE SEA ESTE U OTRO SISTEMA NOS VOLVEMOS INFELICEZ POR PERDER LA ILUSION DE SER LIBRES Y VERNOS OBLIGADOS A ADAPTARNOS A LAS REDES DE LA CONFIGURACION SOCIAL.

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  8. COMPLEJO EL TEXTO
    PERO ME PARECE QUE NACIMOS PARA VIVIR EN UN SISTEMA QUE NOS VUELVE MALDITOS, YA QUE EL ANHELO DE LIBERTAD SE VUELVE IMPOSIBLE SEA ESTE U OTRO SISTEMA NOS VOLVEMOS INFELICEZ POR PERDER LA ILUSION DE SER LIBRES Y VERNOS OBLIGADOS A ADAPTARNOS A LAS REDES DE LA CONFIGURACION SOCIAL.

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  9. COMPLEJO EL TEXTO
    PERO ME PARECE QUE NACIMOS PARA VIVIR EN UN SISTEMA QUE NOS VUELVE MALDITOS, YA QUE EL ANHELO DE LIBERTAD SE VUELVE IMPOSIBLE SEA ESTE U OTRO SISTEMA NOS VOLVEMOS INFELICEZ POR PERDER LA ILUSION DE SER LIBRES Y VERNOS OBLIGADOS A ADAPTARNOS A LAS REDES DE LA CONFIGURACION SOCIAL.

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  10. La complejidad del texto es la que le da su riqueza. Este es un libro que a mí me parece que merece la pena leerlo con detenimiento. Sin prisas.

    Saludos.

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  11. miren que buen video.................

    http://www.youtube.com/watch?v=tQcq84pdoCY

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  12. Es interesante cómo Baudrillard retoma a Borges en su pensamiento. Gracias a la pequeña reseña y las exquisitas citas que propusiste, puedo partir hacia un análisis acerca de la realidad virtual en relación al futurismo presente en autores como Gibson o Dick. Supongo que en la literatura, campo de mi estudio, puedo establecer esta propuesta, pero quisiera preguntarte si otros pensadores filosóficos de la hiperrealidad han volcado sus teorías al desarrollo futuro de las sociedades. Me vendría bien hacer este paralelismo para ver, como quien ha comentado respecto de Matrix, si el concepto de simulacro se aplicará a la humanidad de manera total o parcial, o, en definitiva, si depende de lo que cada uno se proponga ver o no. Puede que sea la idea de libertad... es interesante.

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  13. La verdad es me pillas un poco desprevenido con una pregunta que por lo demás es muy interesante. Así de repente no se me ocurre qué otros intelectuales se pueden haber preocupado de esos temas.

    No sé si te puede ayudar, pero desde el punto de vista artístico, Guy Debord es un pensador muy interesante acerca de la noción de obra original, sobre si es un concepto que tiene vigencia o es absolutamente irrelevante en una era en la que se puede reproducir cualquier cosa con la misma calidad que el presunto original.

    Lamento no haberte podido ayudar más.

    Un saludo!!

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