La primera frase del estribillo de la canción Was Romeo Really a Jerk (¿Realmente fue Romeo un imbécil?), incluida en el disco Unza Unza Time, editado en el año 2000, nos sirve para esta reflexión en torno a la vinculación musical del bosnio Emir Kusturica (Kusta para los amigos), más conocido por su trabajo como director de cine, pero que también tiene una carrera musical con el grupo The No Smoking Band.
Un grupo que se forma en 1980 como un grupo de tecnorock gitano, lo que ya empieza a dar una idea de la mezcla que se puede encontrar en las canciones del grupo, unas canciones que ya desde sus inicios causaron la polémica e incluso la censura en la antigua Yugoslavia, debido a unos textos irreverentes y de una virulencia irónica que molestó a las autoridades. Ironía que ya aparece en el nombre, en el que se recoge la ambigüedad de la naturaleza de lo que fuman o dejan de fumar los miembros del grupo.
Sería en 1986 cuando Kusturica se integra en el grupo como bajista. La llegada de la guerra que terminó por desmembrar un país imposible, obligó a refundar el grupo ya en Belgrado, en el que entra el hijo de Kusta, Stribor como batería. Refundación que no alteró en absoluto el espíritu de la banda, con una música electrizante, en la que sobre una base de rock, se suman los sonidos de las típicas bandas de viento metal de los Balcanes (protagonistas fundamentales en muchas de las bandas sonoras de las películas de Kusta), los sonidos gitanos, el jazz y con lo que caiga en sus manos, unido a esa forma de tocar a velocidades de vértigo, con letras en inglés, bosnio o alemán.
Unza Unza Time incluye 16 temas que combinan a la perfección la lucidez y la emoción a partes iguales “dos componentes sin los que el arte no es posible, a los que se une el leguaje de la calle y la parodia, los auténticos héroes de un auténtico drama social”, tal y como se dice en el CD.
Su actitud ante la música tiene enlaza, al menos en espíritu, con la tradición de los anarquistas sarajevitas (la banda en sus orígenes se definía como un grupo punk-anarquista), de ahí que no duden ni lo más mínimo en tomar aquellas músicas que más les influyen en el momento para enfrentarse a ellas con una actitud absolutamente anarquista y sacar de ellas arreglos que parecen imposibles y generar una mezcla explosiva, casi tanto como la de aquel anarquista cuyo atentado terminó por desencadenar la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, cuando se escucha su música uno no puede por menos que sentir el latido de fondo de una melancolía que tiene mucho que ver con influencias asiáticas (turcas, armenias e incluso de la India), fundidas en ese crisol de culturas y, por extensión, de músicas que se genera en los Balcanes, esa región del mundo de la que se dice que produce más historia de la que es capaz de consumir.
Emociones profundas acunadas en el tiempo de los siglos, han sido el caldo de cultivo de una personalidad absolutamente única, de la que este grupo, y el propio cine de Kustu o de Paskaljevic, son unos representantes absolutamente fieles.
“Unza Unza Music fue creado en los laboratorios más sofisticados por científicos que buscaban la fórmula de la bomba atómica, con la intención de preservar la integridad y la soberanía de todos y cada uno de nosotros. Lo que esos científicos acabaron por descubrir fue que Unza Unza Music es el método más efectivo de producir extra-proteínas, al sustancia indispensable para poner en marcha la función vital de todas las formas de vida: el amor”.
“Esto les llevó a descubrir la última verdad: el baile es sexo”.
Dr. Nelle Karajlic (líder del grupo) dixit.