lunes, 28 de mayo de 2007

La diligencia (Stagecoach, John Ford, 1939)

Dallas.- ¡Doc! ¡Doc! ¿Pueden echarme si yo no me quiero ir? ¿Pueden echarme?
Ayudante.- Vamos Dallas, deja de armar escándalo.
Dallas.- ¿Tengo que irme, Doc, sólo porque ellas lo dicen?
Ayudante.- Calla, Dallas, yo cumplo órdenes. No culpes a esas señoras, no son ellas.
Dallas.- ¡Sí que lo son! Doc ¿no tengo derecho a vivir? ¿Qué he hecho yo?
Doc.- Somos las víctimas de un morbo infecto que se llamado prejuicios sociales, muchacha. Las dignas señoras de la liga de la ley y el orden, están limpiando de escoria la ciudad. Vamos, debes mostrarte ufana de ser escoria como yo.

Doc.- Yo no sólo soy filósofo, señor, soy fatalista. Alguna vez en cualquier parte, habrá una buena bala o una mala botella esperando a Josiah Boone. ¿Qué importa cuándo o dónde? Teniendo esta filosofía siempre corrí tras el peligro.

Dallas.- Oiga, Ringo, ¿por qué no trata de escapar? ¿Por qué no huye?
Ringo.- Porque debo ir a Lordsburg.
Dallas.- ¿Para qué? ¿Por qué no pasa ahora la frontera?
Ringo.- Mi padre y mi hermano murieron asesinados por los Plumier. Usted no sabe lo que es perder así a unos seres queridos.
Dallas.- Yo los perdí cuando era niña. Hubo una matanza arriba, en las montañas.
Ringo.- Eso es muy duro. Sobre todo para una chica.
Dallas.- Bueno, una ha de vivir, pase lo que pase.
Ringo.- Sí, es cierto. Oiga, señorita Dallas, usted no tiene a nadie, ni yo tampoco. Puede que me esté haciendo ilusiones, pero… la he visto con esa niña en brazos… la niña de otra mujer. En fin, tengo un rancho al otro lado de la frontera. Es un lugar bonito, bonito de verdad. Con árboles, hierba, agua y una casa a medio construir. Yo podría vivir allí… con una mujer. ¿Quiere usted ir?
Dallas.- Pero, si no me conoce. ¿Qué sabe usted de mí?
Ringo.- Sé todo lo que quiero saber. ¿Irá usted?
Dallas.- ¡No diga esas cosas!

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