lunes, 12 de marzo de 2007

El buen alemán

Una película para olvidar. Eso es lo que yo creo que es El buen alemán. Una película con pretensiones de cine negro clásico que no termina por llegar a ningún puerto mientras naufraga en el océano de querer y no poder en el que se mueve, de la mano de un guión del que decir que es absolutamente previsible y plano es quedarse corto.

Lo cierto es que no sé por donde empezar: rodada en color para luego dejarla en blanco y negro; banda sonora sin brío ninguno, lo mismo que la dirección; la sensación de que todo aquello ya lo había visto mucho antes y mucho mejor contado; unos actores desaparecidos; un director al que habría que poner en busca y captura…

A lo largo de todos los minutos que dura la historia las referencias a Casablanca o El tercer hombre son constantes: en la historia, las iluminaciones, los encuadres, los escenarios (aeropuerto o alcantarillas por ejemplo), mientras vemos a unos personajes que deambulan por los planos de una forma totalmente impersonal, en una historia en la que el único interés es intentar anticipar el próximo despropósito del director.

La nula química entre George Clooney (una bonita percha pero sin nada detrás) y Cate Blanchett (actriz del montón) termina de hacer imposible el desarrollo de una película cuyo montaje parece que lo hubiera hecho un sastre con Parkinson, y en la que podría entenderse que se quiere establecer un paralelismo entre la ruina de la ciudad de Berlín y la ruina moral de unos personajes que tienen mucho que ocultar, en un mundo que está empezando a cambiar de la mano de las grandes potencias y en el que la honestidad no tiene cabida.

Una película tan vulgar como la prostituta rubia, y con un final igual de estrambótico que ya era conocido por los espectadores desde el minuto uno de proyección.

Tanto el director como Clooney han manifestado en varias ocasiones que lo que se pretendía era rodar como se hacía en los años dorados del cine negro, de ahí los saltos en la historia, esas interpretaciones alejadas del naturalismo, las iluminaciones y demás cosas. Pero una cosa es lo que se busca y otra lo que se encuentra, y, en este caso, creo que no encuentra nada de nada.

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